“Ley Jaguar”, ataques y mucha polarización: la herencia política de 2024
El fallido intento de un referendo, la cuestionada agenda de seguridad y el álgido debate entre los Supremos Poderes marcaron la agenda del año que acaba.
El 2024 se despide con una herencia política dividida entre el discurso de Zapote y el contrapeso de los cada vez más señalados poderes Legislativo y Judicial.
El año, que arrancó con la recordada reunión de los Supremos Poderes para definir una agenda que atendiera la histórica crisis de seguridad, se fue diluyendo en un pulso que ya no es nuevo, pero que sigue concentrando esfuerzos lejos de las acciones.
De esos 10 proyectos en la agenda original, siete se convirtieron en ley y otros más se agregaron en un plan ampliado que el Congreso aplaudió, pero el Ejecutivo criticó, especialmente por su lento avance.
Efectivamente, no fue hasta la segunda mitad del año que la mayoría de las iniciativas en materia de Seguridad salieron de Cuesta de Moras en busca de la firma de Rodrigo Chaves. Algunas, además, se toparon con el freno o advertencias de la Sala Constitucional.
Pero lejos de esos esfuerzos en una materia esencial, la Asamblea produjo poco en su función legislativa.
“Las leyes han sido más de 100 las que se han logrado promover, yo sé que ha habido algunas que no marcan tanto, también puedo decir que un altísimo porcentaje de esas leyes ayudaron en temas de seguridad.
“Nos queda debiendo el tema de reactivación económica, temas de planificación urbana, contratación o derechos humanos, pero sí creo que el 24 cierra con un año en que si la versión del Presidente (Chaves) hubiese sido un poco más de liderazgo y menos de darse se pudo hacer más”, añadió el liberal Luis Diego Vargas.
A esa crítica se sumó el liberacionista Francisco Nicolás, quien recordó que la mayoría de esos esfuerzos en Seguridad no salieron de Zapote.
“Yo creo que hay que decir que hubo mucho esfuerzo por parte de las bancadas de oposición y una inmensa modorra, vagabundería y falta de interés del Poder Ejecutivo de convocar proyectos pesados, proyectos país que impacten en la vida de los costarricenses.
“El mejor ejemplo es la materia de Seguridad, donde casi que el 80% de las iniciativas para cambiar las leyes han venido de diputaciones de todas las fracciones de oposición, mientras del Ejecutivo lo que hemos recibido son mamarrachos de proyectos de ley que no tienen ningún sustento constitucional y lo que quieren es quedar bien con la gradería de sol”, aseveró Nicolás.
Para Ada Acuña, esa visión dividida es parte del problema en un año, que pese a todo, calificó como productivo.
"Se aprobó el proyecto de Proeri que va a traer 65 obras de urgencia en centros educativos, puentes o viviendas. En términos fiscales fue de muy buen ver, junto a Hacienda nos concentramos en la gestión del cambio de deuda para bajar esa deuda pública que tenemos como país y para el reto de mantener el equilibrio fiscal.
"Pero también es cierto que nos ha afectado muchísimo la obstrucción por parte de algunos compañeros de otras fracciones políticas. Yo los invito más bien a que haya una invitación general a pensar el país desde los temas de seguridad social, de seguridad pública y cómo nosotros tenemos que tener una visión común, eso es lo que nos ha faltado", aseveró.
¿Y el referendo?
El otro gran tema político del 2024 fue el fallido intento de referendo del Gobierno de Rodrigo Chaves mediante su “Ley Jaguar”.
La iniciativa, de nueve artículos, versaba sobre reformas legales para eliminar trabas en iniciativas como Ciudad Gobierno, la marina y puerto de cruceros en Limón o la función fiscalizadora de la Contraloría General de la República.
El proyecto se estrelló dos veces ante la Sala Constitucional y luego otras dos en el Tribunal Supremo de Elecciones, que rechazó la recolección de firmas para enviar a consulta popular el único artículo del proyecto que sobrevivió al examen constitucional.
La otra vía, la del Congreso, tiene apoyo para convertirse en ley por la vía legislativa, pero no para ese referendo que Servicios Técnicos calificó como innecesario.
Aun así, el tema se robó amplias horas de discusión en el Plenario y en Zapote, que dedicaron extensas exposiciones para cuestionar uno y otro extremo.
Y en medio de todo eso, la polarización que ya toca todas las esquinas.
Nunca, en los casi tres años de la administración Chaves, se enfilaron ataques tan directos hacia el trabajo de los Supremos Poderes ni sobre la transparencia de sus acciones.
No es de extrañar, entonces, que en su última aparición Chaves retara a un debate público a Rodrigo Arias y Orlando Aguirre, ahora antagonistas de la visión del Gobierno.
“Fue un año complicado, un año complicado donde se dio un desgaste entre el Ejecutivo y la Asamblea Legislativa. El presidente Chaves fue muy agresivo con la Asamblea y con los diferentes poderes y la institucionalidad, creo que en algunas cosas excedió y creo que hay algunas cosas que no deja de tener razón, pero la forma no es atacando, sino haciendo una gestión de liderazgo.
“La Contraloría General de la República para él ha sido un sparring a la que ha estado dándole, dándole y dándole, pero yo no he escuchado de él, ni de ninguno de sus ocho diputados, el marcar una senda, por ejemplo, modificando la Constitución Pública en ese sentido”, cuestionó Vargas.
Para Nicolás, además, los aires electorales ya soplan en esa dinámica.
“El Ejecutivo ha exacerbado el tema del diálogo electoral en el Congreso y también es el que ha entorpecido los diálogos al tener una comunicación tan confrontativa y tan descalificadora, llamando a diputados, incluso, malnacidos. Eso no tiene parangón.
“Esa desmedida condición de hablar confrontando viene del Poder Ejecutivo, ¿y qué hacemos nosotros? Si él (Chaves) nos mete en ese diálogo, pues tenemos que hablar, no con el tono soez con que él habla, pero sí hablar con contundencia para poner en su lugar el diálogo en el sentido de que hay que hablar por Costa Rica, no confrontando”, añadió el verdiblanco.
Para Acuña, ese conflicto parte de los “tambores de guerra” de los que ya habló en un control político en octubre pasado, cuando adelantó que el discurso electoral ya tomó Cuesta de Moras.
"Yo hablé en términos de tambores de guerra, de tambores electorales, porque vamos hacia esos perfiles de personas, inclusive de los mismos diputados, que ya se perfilan como posibles precandidatos y es ahí donde perdemos el norte y la visión país que nosotros como diputados debemos de tener, ahí es donde yo siento que va a ser un año 2025 muy difícil.
"Entonces, más que una amenaza, es un tema de mucho cuidado con seis o siete diputados interesados en la campaña. Sabemos que va a ser un discurso más tenso dentro de la Asamblea Legislativa y, evidentemente, con el Poder Ejecutivo, entonces yo siento que ojalá me equivoque, de verdad, y que vamos a tener un diálogo mejor, pero yo lo veo bastante complejo como se está presentando ya en estos momentos una Asamblea Legislativa con intereses muy claros políticos y electorales", finalizó Acuña.