Por Juan Carlos Zumbado |20 de septiembre de 2024, 18:55 PM

En las cálidas tierras de Liberia, Guanacaste, el nombre de José Luis Villareal Pizarro, más conocido como “Wicho”, resuena con fuerza entre risas y anécdotas. A sus más de 70 años, es un personaje emblemático de su comunidad y un guardián de una de las tradiciones más antiguas de Costa Rica: el oficio de boyero. Con su carisma singular y espíritu alegre, ha dedicado su vida a preservar y transmitir el legado cultural que rodea a los bueyes y las carretas, una tradición que, aunque menos común hoy en día, sigue siendo un símbolo de la identidad guanacasteca.

Villareal ha sido boyero desde que tiene memoria. De niño, se enamoró del sonido rítmico de las ruedas de madera sobre los caminos de tierra y del lazo especial que une al boyero con sus bueyes. Este vínculo no solo está basado en el trabajo, sino también en la confianza y el respeto mutuo, un arte que aprendió de sus padres y que hoy se esfuerza por transmitir a sus nietos, Bryan y Steven, quienes lo acompañan en muchas de sus travesías.

Hoy, “Wicho” disfruta de la tercera edad, rodeado del cariño de sus cinco hijos y nietos, quienes lo ven con admiración y respeto. Para él, no hay mayor satisfacción que ver a los más jóvenes interesados en aprender sobre el oficio que ha marcado su vida. Bryan y Steven, en particular, disfrutan acompañándolo en sus recorridos con la carreta, escuchando sus historias y absorbiendo cada lección sobre el arte del boyeo. Una enseñanza que va más allá de lo práctico, e incluye el valor de la paciencia, la disciplina y el respeto por los animales (ver nota completa en el video adjunto).

Don José Luis no es un boyero cualquiera. A lo largo de su vida, ha sido seleccionado en numerosas ocasiones para representar la cultura guanacasteca fuera de su provincia, llevando consigo la esencia de su tierra y su gente. Su participación en eventos culturales y desfiles es esperada con entusiasmo, no solo por su habilidad como boyero, sino también por su talento para contar historias y sacar una sonrisa con sus ocurrencias.

El oficio de boyero ha sido fundamental en la historia costarricense, especialmente en las zonas rurales, donde las carretas tiradas por bueyes eran el principal medio de transporte de mercancías y personas. Aunque los tiempos han cambiado y las carretas ya no recorren los caminos con la misma frecuencia, “Wicho” y su familia se niegan a dejar que esta tradición desaparezca. Para ellos, es una parte integral de su identidad y de la cultura guanacasteca.

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