Los Emiratos Árabes Unidos: un oasis del futuro en un desierto con sueños de grandeza
El gobierno emiratí busca posicionarse como un destino global y una plataforma mundial para el mundo de los negocios, vinculando las economías de oriente y occidente, todo ello en un lugar en donde se combina la arquitectura de vanguardia junto a estructuras tradicionales.
Dr. Alexander López/ Académico de la Universidad Nacional.
Recién fui invitado como expositor a la Cumbre Mundial de Gobierno en Dubai, coincidiendo con la clausura de la Expo-2020. Fue muy interesante el regreso a los Emiratos Árabes Unidos después de algunos años de no estar en el país del Golfo y comprobar el continuado esfuerzo del gobierno emiratí por posicionar al país como un destino global y como una plataforma mundial para el mundo de los negocios, vinculando las economías de oriente y occidente, todo ello en un lugar en donde se combina la arquitectura de vanguardia junto a estructuras tradicionales.
Mucha de la historia política de esta federación se asocia al descubrimiento del petróleo en los años cincuenta y la subsecuente creación de los Emiratos Árabes Unidos en el año 1971, vale la pena recordar que estamos hablando de siete emiratos. Desde entonces, el crecimiento del país ha sido vertiginoso hasta convertirse en unos de los Estados más ricos del mundo, y lo que es más interesante, una de las naciones más liberales de los Estados del Golfo, donde se puede decir, hay cierto grado de tolerancia cultural, aunque ciertamente existen también las restricciones que normalmente imponen las monarquías del Golfo.
Sin duda, la pandemia tuvo un fuerte impacto en las economías de los emiratos, debido, entre otras cosas, a la reducción significativa de los precios del petróleo, al igual que los sectores económicos no asociados al petróleo como son la industria turística, la aviación y en general el comercio. La economía emiratí sigue estando basada en tres elementos: el petróleo, aunque esto es más importante para algunos emiratos como Abu Dahbi, una fuerza laboral extranjera sobre todo del sur de Asia y un comercio notorio cuyo máximo exponente es Dubai. Sin embargo, lo que es interesante destacar es que la economía de los emiratos continúa en un profundo esfuerzo de diversificación, queriendo transformarse en una economía del conocimiento para la próxima década, con un alto componente prospectivo, de algún modo lo que algunos pueden llamar la economía de lo que no existe.
La economía emiratí del futuro está basada en el plan “Construyendo una economía centrada en el futuro”, los pilares de esta estrategia son: tecnologías espaciales, entretenimiento digital, economía digital, ciencias médicas, turismo, inteligencia artificial y nanotecnología entre otras. La estrategia implica tener modelos futuros en salud, educación, ambiente, turismo, energía, además de ir construyendo capacidades nacionales en los campos de la prospectiva estratégica, estableciendo alianzas internacionales, laboratorios y toda una red de investigación para construir los modelos del futuro en los campos señalados. Lo más interesante es que el gobierno está haciendo de la construcción de escenarios a futuro su columna vertebral cuando se trata de definir las prioridades, y, por tanto, haciendo que las políticas públicas estén basadas en esos escenarios. Un asunto estratégico para la ejecución de este nuevo modelo es que ha habido un énfasis en la calidad de la educación, no solamente una preocupación en elevar la calidad de los profesores, sino además moviéndose en varias direcciones, por ejemplo, un énfasis notorio en investigación y no en clases, esto representa un importante cambio.
En la otra cara de la moneda (del lado político), en este caso en materia de política exterior, los Emiratos Árabes Unidos han pasado a adoptar una política de cero problemas hacia sus rivales y adversarios como Irán, Turquía y Catar. Por algunos años los emiratos estuvieron involucrados en una política exterior de uso del “poder duro” como lo demostró su intervención en los conflictos de Siria (2014), Libia (2014) y Yemen (2015), sin embargo, un cambio importante comienza a notarse cuando en 2019, los emiratos deciden retirar sus tropas de Yemen e inician conversaciones con Irán y Turquía.
Esta nueva política exterior que podríamos decir es una mezcla del “poder duro” y el “poder blando” implica puentes de comunicación, expandir las relaciones diplomáticas y los esfuerzos de mediación, y sobre todo evitar confrontaciones, es dentro de esta línea que se explica la normalización de relaciones con Israel, y al mismo tiempo la reciente visita a Irán del Consejero de Seguridad Nacional de los emiratos Sheikh Tahnoun bin Zayed Al Nahyan, lo cual refleja un pragmatismo en esta nueva estrategia de cero problemas.
Los emiratos por largo tiempo han visto la política exterior de Irán como una de las grandes amenazas a su seguridad nacional, especialmente por el tema de las armas nucleares en Irán, sin embargo, esta nueva estrategia es basada en una visión mucho más pragmática para fortalecer su seguridad nacional, pero sobre todo la consolidación de los Emiratos Árabes Unidos como un hub del comercio y los negocios.
En ese sentido, tampoco es una coincidencia que los emiratos le ofrecieran al presidente turco, Tayyip Erdogan, inversiones y renegociación de deuda en un momento que el hombre fuerte de Turquía se encuentra con una situación económica débil, lo que podría repercutir en su futuro político. Esta nueva política emiratí también tiene como explicación el vacío dejado por los Estados Unidos, en donde la administración Biden, es partidaria de que los poderes regionales puedan tomar el liderazgo en la resolución de los problemas también regionales. En fin, todo ello hace que los Emiratos Árabes Unidos representen hoy un oasis de modernidad y un país empeñando en hacer del futuro el norte de su política pública.