Estudiantes reciben clases en medio de temperaturas extremas, advierte estudio
La temperatura dentro de un aula puede llegar hasta los 41 °C.
Periodista: Rubén McAdam.
Las aulas deberían ser un espacio de aprendizaje, en un entorno fresco, alegre y tranquilo. Sin embargo, para muchos estudiantes en Costa Rica, la realidad es muy distinta. Los estudiantes perciben sus aulas como “hornos ardientes” debido a las altas temperaturas que, en algunos casos, alcanzan los 41 °C, según un informe publicado por el Centro de Inteligencia en Biodiversidad (CITBIO).
El informe revela que en la mayoría de los centros educativos se registran temperaturas peligrosamente altas, superando los límites recomendados por el Ministerio de Trabajo. La situación no solo ocurre en San José.
Calle 7 Informativo (C7I) visitó la escuela España, en Belén, para conocer esta realidad.
“Nos cae el sol directo y, aparte de eso, el lado de atrás del muro no tiene ventilación. Tenemos 27 chicos aquí, más la profesora, en un espacio reducido, sin ventilación, al puro sol. Aquí, al mediodía, nos pega el sol directo. No se pueden dar clases. Uno se descompensa”, explicó la profesora Laura Murillo.
“Es insoportable, todo el día con calor”, “el calor que hace en las aulas que no tienen techo es infernal”, denunciaron dos alumnos del centro educativo al equipo de C7I.
El estudio advierte que la falta de una infraestructura adecuada y de sistemas de ventilación pone en riesgo la salud de estudiantes y docentes. En muchas escuelas, las reformas necesarias para mejorar las aulas y controlar las temperaturas se han retrasado por años. Por ejemplo, en la misma escuela visitada por este medio tienen esperando mucho tiempo por esas mejoras.
“No se pueden hacer las remodelaciones porque es tal el nivel burocrático que tenemos que hacer. Tenemos cinco años desde que está depositado el dinero, pero trámites van, trámites vienen”, explicó el director del centro educativo, Marcos Porras.
Los riesgos de soportar temperaturas tan altas afectan tanto a estudiantes como al personal docente. Ellos se exponen a golpes de calor, agotamiento por calor, fatiga, náuseas, mareos y deshidratación extrema, según reporta el Instituto Sindical de Trabajo y Ambiente de España.