POR Randall Salazar | 16 de mayo de 2014, 8:54 AM

Durante la época seca, el bosque de Santa Rosa cambia de aspecto. El verde intenso de la estación lluviosa desaparece, los árboles pierden sus hojas y muchas especies se van.

Santa Rosa conserva la porción más importante de bosque seco protegido entre México y Panamá.

Es considerado un ejemplo de manejo y restauración de este tipo de ecosistema, pues convirtió pastizales en bosques.

Una corta caminata permite encontrar árboles de 45 metros de alto, o más de 300 años de existencia.

Este, por ejemplo, tiene un aspecto y un nombre muy particular.

La fauna es exuberante.  Se han identificado 115 especies de mamíferos, entre los que sobresalen tres tipos de monos y el venado cola blanca.

También hay 250 especies de aves, 100 de anfibios y reptiles y más de 30 mil especies de insectos. 

En Santa Rosa la vida se abre paso por donde quiera que se mire.

El parque también incluye 43 mil hectáreas marinas, entre las que se encuentra la extensa y hermosa  Playa Naranjo. 

En esta área estuvo por muchos años una hacienda dedicada a la cría de ganado y a la extracción de sal. Se estima que en los años 60´s vivían ahí unas 40 familias, las cuales fueron reubicadas fuera de los límites del área protegida.

Ahora Naranjo es un excelente sitio para la práctica del surf. Aquí se encuentra la emblemática Roca Bruja, una enorme formación rocosa incrustada en el mar.

Eso y muchos más es Santa Rosa, una porción de tierra que protege sabanas, bosque tropical seco, áreas costeras y una abundante vida silvestre, un pedazo de Costa Rica que lamentablemente aún muchos no conocen, pero que está ahí a la espera de ser descubierto.