POR Natalia Jiménez Segura | 17 de marzo de 2022, 7:32 AM

El Patronato Nacional de la Infancia (PANI) cuenta con albergues para niños, niñas y adolescentes que, por alguna circunstancia, fueron separados de sus familias.

Estas alternativas de protección funcionan como una casa para las personas menores de edad. A pesar de que están hospedándose allí, continúan yendo al colegio o escuela, con supervisión de las autoridades; algunas veces caminado, en buseta o mediante el transporte público.

Sin embargo, hay ocasiones donde, principalmente los adolescentes, realizan salidas no autorizadas. Estos egresos aumentaron desde que inició la pandemia por COVID-19.

Según indicó Eduardo Arrieta, director regional del PANI en Cartago, a Teletica.com, esto responde al hecho de que los jóvenes pasaban largos periodos de tiempo en el albergue, lo que, en algunos casos, motivaba a que se salieran sin avisar.

"En algunos momentos, cuando las restricciones eran más severas que ahora, pasaban todos encerrados. También, por un tema que uno se infectaba esta semana, dos la siguiente, otros la semana siguiente, podían pasar un tiempo muy grande en cuarentena", aseguró.

Los expertos aseguran que la necesidad de generar contacto con grupos de amigos, o incluso familiares, motivaba estas salidas.

"Son seres humanos, que lo que buscan después de una larga semana de clases, es tratar de pasar un rato con sus chicos y chicas de la misma edad", explicó el experto.

En la cotidianidad, las reglas de un albergue para adolescentes son parecidas las de cualquier casa. Deben avisar dónde van y a qué hora regresan; el permiso quedará a manos de las personas responsables de la alternativa de protección.

Arrieta comentó que, dependiendo del caso particular del adolescente, se le permite hacer actividades de manera más independiente.

"Nosotros hacemos un análisis de las personas menores de edad a partir de su autonomía progresiva, es decir, cómo se comportan y desarrollan a partir de sus responsabilidades, derechos y obligaciones, cómo participan de su entorno positivamente", manifestó.

Además, se debe ser un poco más cuidadoso si la persona menor de edad cuenta con algún antecedente de callejización (cuando su proceso de socialización se desarrolla en el contexto de la calle), delincuencia, consumo de sustancias, entre otros.

¿Qué pasa cuándo la persona sale sin autorización? 

Cuando los responsables del albergue detectan que un niño, niña o adolescente no está, o no saben de su paradero, se activa un protocolo en coordinación con otras instituciones. Colabora el 9-1-1, Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Cruz Roja, Fuerza Pública, PANI, Migración y Extranjería, entre otras.

Según el abogado, los menores de edad son encontrados en el menor tiempo posible; muchas veces en las casas de sus familiares.

Estimaciones de la institución indican que, en promedio, de diez salidas de un adolescente, dos se convierten en egresos sin autorización.

¿Por qué se van? "Tan diversos son los casos que atiende el PANI, como posibilidades podrían existir de las salidas sin autorización", dijo el director regional de Cartago.

Este dato no puede ser considerado alto, bajo o regular, ya que depende de la situación personal de cada uno de los adolescentes.

"Tratamos con personas, con seres humanos y todos comprendemos nuestra realidad y la manejamos de formas distintas. Es comprensible que esto pase en una situación de riesgo o vulnerabilidad", añadió Arrieta.

El dato afortunadamente se ha ido normalizando con el regreso de los estudiantes a clases presenciales.

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