POR Mariela Montero Salazar | 10 de agosto de 2024, 8:00 AM

Rebeca Ugalde, una costarricense radicada en Bélgica, irradia felicidad al hablar de su experiencia como madre a los 47 años, una decisión que desafía prejuicios y estadísticas, y que, al mismo tiempo, se está volviendo cada vez más común.

“Cuando una se convierte en mamá después de los 40, le cambia la vida. En mi caso, como no tenía hijos, tomaba mi tiempo para viajar, para estudiar, y de repente llega esta criaturita que depende de vos totalmente, y decís: ‘Es mi deseo hecho realidad, y ahora me toca sacarlo adelante’. Convertirte en madre a los 47 te cambia la vida totalmente”, asegura.

Tradicionalmente, se suele cuestionar la edad a la que una mujer decide tener hijos, pero Rebeca afirma que, en su caso, fue el momento justo. 

“Siempre quise ser mamá. La primera vez que lo intenté, tenía como 30 años, pero en ese momento estaba muy enfocada en mi carrera y no se dio. Me casé en segundas nupcias y se me despertó el deseo nuevamente. Fue una decisión que tomamos como pareja”, relata.

A pesar de conocer los riesgos asociados con la edad, Rebeca se mantuvo positiva, aunque su camino hacia la maternidad fue largo y desafiante. En su caso, recurrió a la fecundación in vitro.

“Ya tenía 46 cuando empezamos a hablarlo, entonces era obvio que no iba a ser tan fácil. Había que ponerle intención a un deseo, y tener fe y ser positivo; pero, al mismo tiempo, ser realista. Yo digo que mi embrazo no fue de nueve meses, sino de un año y nueve meses porque fue lo que nos tomó todo el proceso.

“Fueron tres intentos. Cuando el primero no funcionó, pensé que podría no pasar, pero seguí positiva. Cuando el segundo tampoco funcionó, mi fe se puso a prueba. Entonces, cuando llegó la noticia de que estaba embarazada, lloraba y lloraba: era un llanto diferente, no puedo explicarlo. Fue la mejor noticia del mundo”, confiesa

En Costa Rica, las estadísticas del INEC reflejan un incremento en la edad promedio de las madres primerizas. Aunque la cifra de embarazos después de los 40 años sigue siendo baja, está en aumento: pasó de 1.334, en 2011, a 1.837 en 2023.

Rebeca reconoce que ser madre después de los 40 tiene sus ventajas. 

“A los 40, una está más segura de sí misma. Lo que me preocupaba a los 20 ya no tiene importancia. La practicidad es clave. Seguir en mi pasión profesional es importante porque, aunque soy mamá, sigo siendo mujer. No porque asuma este maravilloso rol, dejo de ser quien soy”, explica. 

Añade que hay pausas necesarias y reajustes, que son propios de la edad, pero para ella es fundamental seguir sintiéndose productiva, ya que eso aporta positivamente a la crianza. “Si uno como mujer está realizada, está feliz, el niño también lo está”, dice.

Sin embargo, admite que hay más cansancio. “Yo vacilo diciendo que mi estado permanente se llama cansancio, es muy cansado, no lo voy a negar, pero el nombre de mi hijo Gabriel significa ‘fuerza de Dios’, y creo que lo escogimos bien porque Gabi me da fuerzas. Ese amor que ellos te dan, es un motorcito de energía”, concluyó.

Rebeca también comparte un consejo para otras mujeres que estén considerando la maternidad tardía: “No escuchen lo negativo, yo nunca lo escuché. Se vale intentarlo. Yo decía: puede ser que no se dé, pero no te quedes con el hubiera”.

Hoy, a sus 50 años, confiesa que ha hablado con su esposo sobre la posibilidad de tener un segundo hijo, pero reconoce que, realistamente, su cuerpo ya no se lo permite. Por ello, han considerado la opción de adoptar.

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