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Pandemia obligó a Capellán a reinventarse y vender frijoles
Henry Álvarez prefirió no pedir bono proteger sino crear un nuevo ingreso, al mismo tiempo que ayuda a comunidades indígenas.
En abril pasado, cuando la pandemia del nuevo coronavirus empezó a golpear el empleo en el país, el capellán de la Clínica Bíblica, Henry Álvarez, vio como su jornada laboral debió de ser reducida.
Así las cosas, y teniendo una familia que mantener, optó por vender frijoles que le compraba directamente a productores de zonas indígenas.
El emprendimiento ha tomado fuerza y ahora, además de los frijoles, también está vendiendo arroz y café.
Álvarez dice que estos productos se producen de manera orgánica, libre de agroquímicos.
A los frijoles les puso "Don Henry", mientras que el arroz que trae de Upala le uso "Don Jacinto", su segundo nombre.
"Frijoles don Henry y arroz don Jacinto, la combinación perfecta para su gallo pinto" dice entre risas.
Sus amigos le dijeron que ya vendía arroz y frijoles, solo faltaba el café, y así fue como decidió también que su emprendimiento se diversificara con el café que viene de Tarrazú.
"A ese café le puse Mariana, en honor a mi hija", dice Álvarez, quien pide a la gente que compre productos nacionales para apoyar a quienes la están pasando cuesta arriba pero no se dan por vencido.
Él asegura que desde que empezó la emergencia sanitaria decidió no pedir ayuda estatal sino buscar como generar su propios ingresos.
Álvarez dice que hace entregas por encargo, para lo cual pueden comunicarse con él al 8613-9136.
"Ya estoy pensando en también vender huevos de San José de la Montaña" dice con un rostro que refleja felicidad.