Pandemia obligó a Capellán a reinventarse y vender frijoles
Henry Álvarez prefirió no pedir bono proteger sino crear un nuevo ingreso, al mismo tiempo que ayuda a comunidades indígenas.
Tras casi ocho años de trabajar en la Clínica Bíblica como Capellán, Henry Álvarez, recibió hace tes meses una difícil noticia. Al igual que como ha ocurrido con miles de empleados, su jornada laboral fue reducida a la mitad. Aunque en un principio tuvo temor, la crisis lo impulsó en un proyecto que ya está dando sus primeros pasos y que, además de eso, ayuda comunidades indígenas que durante años han estado abandonadas.
En una entrevista con Teletica.com detalló como fue que venció el temor inicial y se lanzó a una iniciativa que poco a poco está dando frutos.
¿Cómo decidió incursionar en la producción de frijoles?
Hace dos meses me dieron una carta en la que me comunicaban que se me iba a reducir la jornada. Esto sin duda significa crisis, pero al mismo tiempo fue una oportunidad para reinventarme. Yo vi la crisis como una oportunidad. Decidí no pedir ayuda al Estado sino que más bien pensé dar un paso importante: producir frijoles.
¿Por qué frijoles?
Tengo un conocido cuyo padre siembra frijoles en México de Upala. Yo me entero que a ese hombre le pagan una cifra tan baja como productor que me indigno. Así que decidí ir a México de Upala para comprarle frijoles a un precio mayor al que le ofrecen otros.
Empecé con seis quintales y medio (cada quintal equivale a 46 kilos) Le puse nombre “Don Henry” y a los 15 días los vendí todos en paquetes de 900 gramos.
Así que dos semanas después compre 16 quintales y también los vendí. Comprendí entonces que Dios estaba detrás de este negocio así que seguí comprando más y más.
¿Por qué empezó a trabajar con algunas comunidades indígenas?
Un pastor de una iglesia en Pavas que se fue a trabajar a la zona indígena de Chirripó me llama y me dice que quiere llevarme al distrito de Grano de Oro, específicamente a las localidades de Colonia y Quetzal, en esta última donde se producían mucho frijol pero que desde hace años no sembraban.
Yo llevé 100 kilos y lo repartí entre 20 familias indígenas y ya están sembrando y esperamos que a finales de agosto y principios de setiembre tengamos una cosecha. Cuando ya esté yo mismo se la voy a comprar.
¿Cómo se benefician las comunidades indígenas con esa alianza?
La mayoría de esas familias tenían más de tres años de no sembrar la tierra y ahora esta alianza permite que las puedan trabajar. Esto les generará recursos pues la compra de estos frijoles estará garantizada a un precio justo.
Además, los frijoles que se cosechan en esa zona indígena será una producción orgánica, libre de agroquímicos, pues se hace con las técnicas indígenas.
Yo mismo les ofrecí darle los productos químicos y ellos dijeron que no los necesitan porque esa tierra es “bendita”.
¿Esas comunidades están abandonadas por el Estado?
Si claro… en esto momento ellos dicen que el Estado está ausente y esto no es de ahora, sino que ha sido algo que siempre ha ocurrido: es una población olvidada, marginada y explotada.
Déjeme decirle que leyendo la biblia me encontré con un pasaje bíblico que dice “él que le suple semilla al que siempre también le suplirá pan para que coma, aumentará los multiplicará y hará que se produzca una abundante cosecha” (2 corintios 9:10).
¿Si no hubiese ocurrido la crisis por el COVID-19 no hubiese dado el paso?
Por supuesto que no. Yo amo mi trabajo en la Clínica Bíblica, lo disfruto y valoro mucho, pero esta situación me envalentonó a dar el salto y también ayudarle los agricultores.
¿Cuál es la meta?
Mi meta es que este proyecto sea el referente en el tema de la producción de frijol y que se convierta en un consumo masivo y para eso hay que ir poco a poco, pero beneficiando a las familias que están sembrando frijoles.
¿Qué le aconseja a quienes pasan por una situación difícil por esta crisis del COVID-19 y que necesitan reinventarse?
Muchas veces las crisis nos llevan potencializar habilidades que han estado dormidas pero que despiertan ante un momento de adversidad y eso fue lo que pasó en mí y puede pasar en cualquiera.
Siempre hay dudas y temores a la hora de empezar un proyecto pero no hay que permitir que el temor lo paralice.
El teléfono para comunicarse con Henry Álvarez es el 8613-9136.
Vea más en el video adjunto.