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Beneméritos: Manuel María de Peralta y Alfaro, un diplomático soñador desde niño
Esta es la historia del marqués de Peralta y cómo se convirtió en la cara diplomática de Costa Rica.
En una entrega más del especial de Beneméritos costarricenses en Teletica.com, recordamos a Moisés Vincenzi Pacheco (1895-1964); pensador, filósofo, escritor, educador y amante de la música de Sebastián Bach y Beethoven.
Vincenzi, de padre italiano (Ceferino Vincenzi Bassi) y madre costarricense (Susana Pacheco Fernández), nació en Tres Ríos de Cartago. Es reconocido como el filósofo más destacado de Centroamérica y de las mentes más intelectuales de Costa Rica.
Desde muy temprana edad, tuvo pensamientos que se caracterizaron por su originalidad y creatividad, ambos destacados para la época, por lo que fue conocido como el “filosofo joven”, seudónimo que le dio el reconocido periodista Roberto Brenes Mesén, de quien Vincenzi fue discípulo y recibió una gran influencia en sus obras.
Para Vincenzi, la literatura debía de tener un fondo moral y ético para poder perdurar a lo largo del tiempo.
Partiendo de ello fue que llegó a ser catalogado como el mejor ensayista de la primera mitad del siglo XX. Basó muchos de sus trabajos en el teatro, donde resaltaba al espacio y a las personas, siempre destacando los conflictos humanos, los cuales consideraba debían adecuarse a la época para triunfar en la escena cultural de aquel entonces.
Vincenzi nunca negó que fuera un pensador autodidacta, e incluso indicó en reiteradas ocasiones que repudiaba el estudio, aunque también reconocía que la educación que recibió fue elemental para ayudarle a manejarse entre los hombres y evitar ser "engañado" o confundido por las complejidades de las relaciones sociales.
Muchos consideran que tenía el talento de educar y de comentar otras obras literarias con sutileza, por medio del diálogo y de la enseñanza oportuna.
Estudios y educación
Vincenzi creció en la pobreza y finalizó sus estudios primarios en la escuela de Tres Ríos. Luego, cursó la secundaria en el Liceo de Costa Rica. Durante esta etapa de su vida también incursionó en la música y recibió clases de violín.
Realizó sus estudios superiores en la Escuela Normal de Heredia, graduándose a los 22 años, aunque no sin sufrir algunas complicaciones en el camino. La más destacada siendo cuando, a sus 18 años, aparentemente amenazó a un profesor con un falso revólver durante una disputa, hecho por el cual fue suspendido del centro educativo durante un tiempo.
También se graduó de maestro en 1916 en la Escuela Normal de Costa Rica, y después de licenciado en filosofía y letras en la Universidad de Costa Rica (UCR).
Trabajó como maestro en las escuelas de Filadelfia y Santa Cruz de Guanacaste; en 1917 pasó a ocupar la dirección de la Escuela de San Rafael de Heredia, fue profesor en el Liceo de Costa Rica, en el Colegio Superior de Señoritas y en el Instituto de Alajuela.
Viajó por muchos países, tanto en América como en Europa, donde recibió incontables reconocimientos y galardones. Durante esta etapa de su vida también escribió numerosos artículos en diarios y revistas nacionales y extranjeras.
Premio Magón
El Premio Magón fue creado en 1961 por la Asamblea Legislativa, bajo la Ley N° 2901, con el objetivo principal de reconocer a quienes dedicaron su vida a exaltar la literatura costarricense. Sin embargo, también cabe destacar que en 1993 y en 2014 se amplió la lista de postulantes para este premio a través de varias reformas que permitieron reconocer también a artistas, científicos y figuras de distintos campos de la cultura.
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Con esto en mente, Moisés Vincenzi Pacheco se convirtió en el primer galardonado por este premio en 1962; se le entregó el reconocimiento de manera unánime al ser considerado por el jurado como un extraordinario poeta y filósofo autodidacta.
Novelas de Vincenzi
A lo largo de sus 69 años de vida, Vincenzi escribió muchas obras, ensayos y novelas como “Atlante” (1924), “La Rosalía” (1931), “Pierre de Monval” (1933), “La señorita Rodiet” (1936) y “Elvira” (1940), entre muchos más.
Sin embargo, su obra más destacada fue “El hombre y el cosmos”, una obra publicada en 1961 y basada en la filosofía, en la cual se sintetizó su aporte filosófico sobre la propuesta de “el ser de su existencia”.
Al día de hoy, se suman más de setenta libros publicados e incontables artículos periodísticos y ensayos divulgados en los periódicos y en las revistas del país.
Beca para Vincenzi
En su impresión del martes 8 de junio de 1920, el Diario de Costa Rica (periódico) relató la beca que el Congreso Constitucional buscaba otorgarle a este benemérito para poder costear sus estudios en el extranjero.
Ese día, a las 2:48 p.m., se abrió la sesión. Luego de que los diputados presentaran varios proyectos de la agenda, llegó el turno del congresista, Montero B., quien presentó el suyo. El proyecto de Montero pretendía enviar a Francisco María Núñez a España para costear sus estudios de historia. Sin embargo, en ese momento, el diputado Carlos Orozco solicitó que se agregaran los nombres de Moisés Vincenzi y Manuel Segura al proyecto.
Luego de una serie de discusiones, y pese al hecho de que el escrito no dejó claro si fue esa la sesión en la cual se aprobó la beca de Vincenzi, nuestro benemérito recibió el apoyo gubernamental que hizo posible sus estudios en el extranjero.
Fotografía del periódico publicado en 1920 anunciando la beca otorgada a Vincenzi.
Cabe resaltar que, en aquel entonces, el Congreso Constitucional de Costa Rica era el ente parlamentario que fungía en el país, según lo establecido en la Constitución Política de 1871. En su carácter de parlamento unicameral, conformado por 43 diputados propietarios y 18 suplentes, dicha entidad pasó a convertirse en lo que hoy conocemos como la Asamblea Legislativa.
Otras curiosidades sobre la vida del benemérito
En 1917, Vincenzi contrajo matrimonio con la maestra herediana, Vitalina Peñaranda Campos, con quien tuvo varios hijos.
Vicenzi murió en San José el 22 de marzo de 1964, a la edad de 69 años; la Asamblea Legislativa lo declaró Benemérito de la Patria el 23 de marzo de 1964.
La Corporación Municipal de San José develó una placa en su honor en el Parque Central el 23 de marzo de 1968, aunque la misma se retiró en la década de los ochenta y desde entonces no se ha vuelto a colocar.