MasQN
La receta que dejó su esposo antes de morir hoy es el famoso “Putaco loco”
La vida de Vigil ha estado marcada por la valentía. Su familia huyó de El Salvador en 2010 y llegó a Costa Rica en busca de una vida más segura.
En una pequeña cocina, el aroma de leña y maíz se entrelaza con la historia de esfuerzo y dedicación de Hilda Fernández, quien a sus 88 años se ha convertido en la responsable del tamal asado más popular de Tucurrique.
El trabajo para preparar su famoso platillo comienza temprano, y la vemos con una carga de leña, lista para encender el fuego que dará vida a su creación (ver nota completa en el video adjunto).
“¡Hola, Johnny! ¿Ya probaste el tamal?”, saluda con una sonrisa radiante mientras se acomoda en su cocina. La pasión por su arte culinario se refleja en cada palabra, y no es de extrañar que haga tamales en grandes cantidades, tanto para la comunidad como para su extensa familia.
Doña Hilda, como es conocida, aprendió esta receta de su madre, quien le enseñó el valor de mantener vivas las tradiciones. Desde los 8 años, tuvo que asumir responsabilidades en el hogar, apoyando la economía familiar a través del trabajo en el campo.
“Aprendí a hacer de todo”, comenta con nostalgia, recordando su niñez llena de retos y aprendizajes.
Esta adorable abuelita es el corazón de una familia que no deja de crecer: madre de 12 hijos, abuela de 50 nietos, bisabuela de 75 y tatarabuela de cinco, sumando un total de 142 miembros que sienten un profundo orgullo al verla vivir con alegría y honrando su historia de trabajo y dedicación.
La cocina de doña Hilda es un lugar donde se entrelazan sabores y memorias, un refugio donde el tamal asado se convierte en símbolo de unidad familiar y tradición.