POR Daniel Carmona | 1 de diciembre de 2024, 8:00 AM

Para Everardo Carmona, piloto y dueño de la empresa CarmonAir, un tranquilo almuerzo con su padre terminó con una noticia que nadie quiere recibir: una aeronave desaparecida.

Entre el ruido de los cubiertos y la incertidumbre, tomó una decisión rápida: “Voy a buscarlo”. En situaciones como esta, el gremio de aviadores se une sin pensarlo.

Carmona, el piloto que divisó, desde el aire, la ubicación exacta del avión TI-GER que se accidentó en Pico Blanco, habló con este medio sobre esta experiencia que culminó con cinco personas fallecidas y una sobreviviente.

Se dice que usted fue el primer piloto en llegar al lugar donde estaba la avioneta accidentada. ¿Cómo fue esa experiencia?

Yo estaba almorzando con mi papá y en eso llamó alguien de la compañía, el jefe de despacho, diciendo que había un avión desaparecido que no era de nosotros, no era de la compañía, pero que estaba desaparecido y que no se sabía más.

Después vuelvo a llamar para preguntar dónde se desapareció y cuál era la ruta. Me dijeron que venía de Tortuguero hacia el Valle Central. Inmediatamente, lo que pensé fue: “Está en el paso La Palma, seguramente”.

Me metí a un app para rastrear los movimientos de un avión, puse la matrícula y vi la traza de la ruta. La traza finalizaba en los cerros que ingresan en Escazú.

Ahora, uno no sabe exactamente dónde queda el avión, si uno no se mete muy bajo entre montañas, pues se pierde. Ahí fue donde dije: “Aquí es donde hay que buscar, porque ahí es donde perdió la traza”.

La torre me pasó unas coordenadas, y tomando en cuenta las que la aplicación me indicó, puse una línea y empezó a sobrevolar sobre esa línea. El margen de error era como 0.4 millas náuticas.

Yo me mentalicé en buscar rojo, cuando hice un giro para tener visibilidad de la montaña, me fijo en un punto específico y me aparece la cola del avión.

En ese momento, salgo del cañón y tengo comunicación con la torre para decirles que tengo identificada la aeronave, que la tengo a la vista en este preciso instante. 

Ahí tuve la sospecha de que, el fuselaje que le llamamos puro, está completo y puede haber sobrevivientes y hay que sacarlos cuanto antes.

¿Qué siente usted cuando ve ese avión?

Ver un avión así es triste, es impresionante. O sea, el sentimiento que tenía primero es como una esperanza de que haya gente viva. Entonces tenía como un sentimiento de esperanza, una felicidad. 

Pero la adrenalina va con el conocimiento que tenemos todos como pilotos, ¿verdad? Es como: “¡Ay, Dios mío! ¿Qué está haciendo este avión aquí?”. Eso es lo primero que se me viene a la mente.

Cuando yo llamo a la torre, tengo la voz entrecortada, por la impresión de que ya encontré el avión. Y les pido que salgan rápido, como diciendo: “Este avión está en media selva, está despedazado completamente, pero puede haber sobrevivientes siempre”. Yo siempre tuve esa esperanza.

Uno está acostumbrado a ver los aviones en el aire, en vuelo y en tierra, en el aeropuerto. No en una montaña, metidos, despedazados. Entonces para nosotros es impactante, superimpactante. 

En el caso de los pilotos se ve muy marcado que es un gremio muy unido, ¿cómo se refleja eso en casos como este? A ver, el gremio a veces, para unas cosas, no nos ponemos muy bien de acuerdo, pero cuando son cosas de emergencia nos ponemos súper de acuerdo. Todo el mundo tiene como esa vibra solidaria, darnos la mano y empezar a colaborar, más que todo en un accidente que es así tan aparatoso para todos. Y más encima, si no sabés dónde está el avión, y todo inicia cuando se encuentra el avión.

Los aviones emiten una alarma, el ELT (Transmisor de localización de emergencia), pero este no emitía nada. Entonces estamos como buscando el avión a ciegas. 

Lo único que teníamos era un tracking de la ruta del avión de una aplicación, gracias a eso pudimos plantear, con lo que tenía el radar del aeropuerto, que me pasaron los controladores, la única información para buscar.

A la 1:46 p. m. yo encuentro el avión, pongámosle una hora y pico después de que se accidenta.

¿Cómo reacciona la familia de un piloto en estas situaciones?

Cuando sale que se cae un avión en las noticias, pues muchos de mis amigos me llaman como: “Eh, Carmona, ¿cómo estás?”. Nada más llaman como para saludarme, y en este caso fue así también. 

Mi papá es piloto también, entonces siempre que pasa un accidente, mi mamá es la primera que llama. Entonces ya los dos sabemos que tenemos que llamarla para que no se preocupe, ¿verdad? Claro, porque pobrecita la señora siempre se pone supernerviosa. 

Entonces es como: “Papi, ¿ya llamaste a mami para decirle que no somos nosotros, que todo está bien, que no es un avión de nosotros, que todo está en orden?” Y así, como para calmarla.

¿Cómo se sintió cuando le informaron: “hay una sobreviviente”?

Yo desde un comienzo, cuando encuentro el avión, aterrizo y ya me empieza a llamar mucha gente. Yo les digo: “Lleguen rápido, por favor, lleguen rápido, porque hay una probabilidad bastante alta de que haya sobrevivientes”. 

A ver, yo simplemente lo analizo por medio del avión como quedó. Ya sabemos que todos los ocupantes fueron expulsados del avión, pero yo, al verlo desde arriba, al verlo tan entero, dije: “Las butacas de atrás están pegadas a los rieles del avión”. Conozco bien ese avión, lo conozco bien.

Lo único que necesitaba era que llegaran lo más pronto posible porque, si había sobrevivientes, cada minuto era vital.

Yo estaba siempre con esa incertidumbre, como si fuera un familiar, como si fuera un prácticamente miembro de la familia. Porque que yo me quedé pensando, desde que encontré el avión, dije aquí tiene que haber sobrevivientes, siempre tuve, como esa intuición.

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