POR | 22 de noviembre de 2024, 12:26 PM

MSc. Henry Álvarez / coach en desarrollo humano, liderazgo y familia.

Para iniciar esta columna, definamos primero la palabra carácter, que es lo que realmente uno es y determina lo que hace. Se dice que, mientras el talento es un don, el carácter es una elección que también hay que cultivar.

Es importante destacar que el carácter se pone a prueba en los momentos de dificultad y en las crisis, pues en ellos es donde se revela lo que somos, lo que tenemos realmente en nuestro interior y que no se ve, pero que se manifiesta en estos casos. 

¿Cómo formamos el carácter?

Le presento una analogía. Es interesante ver como el platero trabaja la plata y todo el proceso que lleva esa piedra en las manos del platero hasta convertirse en una pieza de plata. Tiene que llevarla a un punto hasta buscar su rostro en la plata, y el fuego es el único elemento que el platero usa.

De igual forma, las crisis son como el fuego que nos prueba para saber de qué material estamos hechos, es por eso que son necesarias, y requieren de un proceso, pues no hay otra forma de formar nuestro carácter.

El carácter es lo que hace que la gente lo respete a uno, porque también promueve la credibilidad y eso lo que la gente necesita en los líderes para seguirlos. Es en las crisis donde crecemos y nos desarrollamos como personas.  

Hay tres formas de liderar que pueden ayudar a evaluar al líder que estamos siguiendo:

Liderar desde la posición: La posición da autoridad. Pero recuerde, solamente el carácter ejerce la influencia. Cuando se usa la posición para liderar en vez del carácter, nos convertimos en líderes tiranos que el pueblo sigue por temor y no por admiración. Hoy tenemos muchos de esos líderes que buscan reconocimiento y aprobación.

Como dijo alguien una vez, “cuando mi papá está en una boda, él quiere ser la novia, y cuando está en un entierro, él quiere ser el cadáver”.

Hay líderes que lideran desde su posición, “someterse a su posición sin carácter es un desastre”, ese sentimiento de admiración no existe, la admiración la da el carácter del líder. Recordemos que el liderar es influenciar y dependerá de su carácter, porque el carácter brinda confidencialidad. Se necesitan líderes de influencia que brinden confidencialidad y confianza.

Liderar desde el poder: El poder somete a la persona, cuando el líder lidera desde el poder que le da la posición, muchas veces revela orgullo, todo lo contrario al líder humilde que no anhela poder, está para servir, para ayudar a crecer y a desarrollar capacidades. 

Algunas características del que lidera desde el poder son:

  • Se enoja fácilmente cuando se le cuestiona.
  • Gobierna solo, todo lo quiere hacer solo y tener el control de todo por su inseguridad.
  • No le gusta rendir cuentas a nadie, y cuando se le cuestiona, se enoja.
  • No desarrolla líderes, porque se siente amenazado.
  • Su mayor interés son los resultados y no las personas.
  • El clima laboral es muy hostil, con un personal cansado y desanimado.  

Liderar desde la personalidad: La personalidad de un líder nunca debe ser la fuente legítima de influencia. El carisma es la parte externa, pero no lleva a las personas a una profundidad, no produce cambios significativos en la familia, en la sociedad ni en el trabajo.

Hoy en día abundan esos líderes que tienen un buen carisma, con una personalidad muy fuerte, pero cuando empezamos a ver cuánto están afectando la vida de sus seguidores notamos que es muy poco. Como dijo alguien una vez: “Los políticos con sus palabras defienden al pueblo, pero con sus hechos los defraudan”.

La importancia de liderar desde la integridad

Definamos qué significa integridad: “adherencia firme a un código de valores, una condición no alterada, una condición de estar completo, no dividido, libre de error”.

“La reputación es aquello que los demás piensan que somos. La integridad es lo que somos realmente”, John C. Maxell.

Hay que tomar en cuenta estas tres características cuando hablamos de la integridad:

  • Implica discernimiento de lo bueno y de lo malo.
  • Implica congruencia entre lo que se habla y lo que se vive.
  • Implica demanda de una identificación pública de lo que se cree. Miedo a la reacción, lo que se cree en lo privado se afirma en lo público.

La integridad en algún momento va a estar puesta a prueba, tiene un costo, es aquí donde se revela el verdadero carácter de un líder, y es cuando decide no violarla que sale a relucir en la crisis. Esto se llama liderar desde la integridad, cuando no se está dispuesto a negociar los valores y los principios.

La integridad involucra el corazón, la mente y la voluntad, el corazón va a tener el deseo y le dice a la mente lo que quiere hacer. La integridad genera confianza, credibilidad y seguridad.

En estos tiempos donde ha habido tanta corrupción, el pueblo necesita líderes que gobiernen con integridad y para eso se necesita carácter. 

Así es como John Maxwell describe la integridad: “es quien eres cuando nadie te está viendo”. Por eso es que todos deberíamos esforzarnos por ser íntegros, porque eso es lo produce credibilidad.

La integridad permite vivir una vida en la que no hay que probar nada, no hay nada que temer y ni nada que esconder. Las huellas que vamos dejando en el camino, son de integridad, la mayor influencia, con mensaje bueno, obras mejores, pero lo mejor de todo es nuestra vida, carácter, cómo vivimos.  


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