Por Juan José Herrera |8 de febrero de 2020, 10:18 AM

La tasa de desempleo en Costa Rica cerró el 2019 en un histórico 12,4%, el número más alto alcanzado desde que se realiza la Encuesta Continua de Empleo (2010).

La cifra, alarmante por demás, se traduce en 309.000 personas que buscaron sin éxito trabajo solo en el último trimestre del año anterior.

Diferentes sectores, especialmente los diputados de oposición, han señalado a la administración Carlos Alvarado como la gran responsable de ese nefasto indicador, pero ¿es esto cierto?

“No, una gran parte responde a problemas estructurales y otra responde a lo que llamamos desempleo cíclico, es decir, a la coyuntura del ciclo económico en el que se encuentra un país, que ahora mismo es de bajo dinamismo”, explicó la economista Roxana Morales, del Observatorio Económico y Social de la Universidad Nacional.

Ese problema estructural refiere a la diferencia que existe entre la oferta laboral y la demanda de trabajo: la economía crece pero a un ritmo menor que el empleo, especialmente por una deuda vieja que arrastra el país: la falta de un cambio en su estructura productiva.

“Antes la economía crecía apoyada de la industria agrícola o el sector construcción y entonces de la mano de esto había un impulso enorme en el empleo, hoy la economía crece de la mano de zonas francas que ofrecen un incremento importante al PIB (producto interno bruto) por su trabajo especializado, pero eso no se refleja con el mismo impacto en la cantidad de trabajos”, dijo Morales.

Así, la actividad productiva nacional ha ido reuniendo una serie de características que la hacen idónea para el desempleo: el cambio de trabajos de bajo perfil y menor remuneración por otros mejor pagados pero más especializados y el divorcio que existe entre las políticas educativas y las áreas de mayor crecimiento y demanda laboral.

A estas hay que agregarles el ingreso de plataformas digitales y aplicaciones que cambian la dinámica del empleo, y una situación financiera nacional que obliga a que cada vez más mujeres y jóvenes abandonen el hogar en busca de ingresos, lo que dispara la fuerza laboral y con esto los índices de desempleo.

En detalle

El presidente Carlos Alvarado aseguró este viernes que entre las múltiples razones para que el país lidie con ese 12,4% de fuerza laboral sin trabajo está el cambio en esa dinámica laboral.

“Hay cambios fuertes en el sector comercio, cada vez más la gente no compra en el local, compra en línea, eso cambia la dinámica. Mucha gente ya no va a un restaurante, ordena la comida, todo eso cambia la dinámica de los negocios del sector servicios”, dijo el mandatario.

Es cierto. El problema para Costa Rica (y el resto del mundo) es que ese cambio ya inició y está presente en prácticamente toda la industria de una u otra forma, incluida también con la automatización de procesos que supone la llamada “cuarta revolución industrial”.

“Costa Rica apenas está iniciando con esto de las aplicaciones, en transporte, en hospedajes, en comidas, todo esto afecta el empleo, nada de eso es nuevo.

“Todo eso permite reducir costos en las empresas, especialmente aquellos vinculados a la mano de obra. Es una cosa de eficiencia y ese reto ya se viene, ya está, aquí se trata de saber cuánto es la cantidad de empleos que esa revolución va a crear en comparación con todos los que va a eliminar”, aseveró la economista.

Los resultados de la última Encuesta Continua de Empleo revelaron además que del 2018 al 2019 el número de mujeres desempleadas creció en 21.000, pero también se ha presentado un aumento sostenido en la ocupación de estas: pasó de 39,4% en 2017 a 42,8% en 2019.

“Cada vez más mujeres están interesadas en buscar trabajo, muchas salen de su etapa reproductiva porque ya sus hijos están grandes y deciden incorporarse al mercado laboral.

“La estadística nos dice que principalmente son mujeres de 35 a 45 años las que más buscan trabajo, si a esto le sumamos la dificultad de algunos jefes de familia por encontrar trabajo es entendible que parte de ese desempleo venga impulsado por el incremento del porcentaje femenino en esa fuerza laboral”, dijo Morales.

La economista explicó que la contracción en sectores como el agrícola o la construcción hacen que cada vez menos jefes de los hogares más pobres logren encontrar trabajo, o bien se vean desplazados por ese cambio en la matriz laboral.

Ese desplazamiento de la mano de obra menos calificada explica a su vez el aumento sostenido en el empleo informal o el subempleo, reflejado también en el último estudio del INEC.

Educación, el otro gran pero

Si a todo esto le sumamos un sector educativo que sigue dándole la espalda a una formación enfocada en los mercados con más salida laboral, se termina de completar un hábitat idóneo para el desempleo.

La Coalición Costarricense de Iniciativas del Desarrollo (CINDE) asegura que mientras el crecimiento anual de empleo en empresas multinacionales relacionadas a las ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas es de 9%, el total del empleo a nivel país ronda apenas el 1%.  

“Si este es el sector que está creciendo, el país debería hacer esfuerzos para aprovechar este auge de crecimiento del empleo.

“Solo el año pasado las empresas multinacionales reportaron casi 17.000 puestos de trabajo generados según la CCSS, las mismas empresas nos dicen que podrían crecer al doble de esta cifra si el país pudiera tener ya listas las personas en las áreas que ellos demandan y con las habilidades blandas necesarias”, aseguró el líder en comunicación de Cinde, Carlos Morales.

Precisamente el Informe del Estado de la Educación de 2019 señaló que la preparación del recurso humano para insertarse con éxito en esa economía del conocimiento y la cuarta revolución industrial no va al ritmo deseado.

“El informe dice que en el 2018 solo el 37% de las oportunidades educativas universitarias estaban relacionados a ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (los sectores con mayor demanda laboral). Eso te dice que el 65% de las carreras que se ofrecen en el país son en áreas que tal vez no tengan una salida tan efectiva para encontrar empleo”, dijo Morales.

Aquí es donde el Gobierno sí ha fallado y sigue fallando.

“El país ha trabajado por cambiar la matriz productiva pero ha faltado ese vínculo con el sector educativo y el sector privado, que es el que más emplea. Lo que tenemos es que las carreras universitarias y las carreras técnicas no necesariamente responden a la demanda del mercado laboral, de ahí que encontramos personas con el título universitario desempleadas también”, cuestionó la economista de la UNA.

Por ejemplo, se estima que solo el 10% de esos 309.000 desempleados domina un segundo idioma, lo que se convierte en un grave obstáculo para ocupar puestos en sectores de mayor crecimiento.

Sin embargo, aunque el Gobierno sigue debiendo en crear facilidades para la generación de empleo con la reducción de burocracia o el desarrollo de ambientes que permitan la descentralización del trabajo del Valle Central, sí ha dado algunos pasos con proyectos ya aprobados como el de teletrabajo y otros que se discuten como la reforma al INA.

“Ahí también hay que sumar la jornadas acumulativas o la flexibilidad laboral, todas esas son señales positivas de que le país quiere avanzar en la línea correcta”, finalizó Carlos Morales.