¿Por qué Costa Rica no tiene muertes por dengue?
Durante la primera mitad de 2024, se registraron 5.618 fallecimientos por esta causa en las Américas.
Las Américas viven una emergencia sin precedentes por el dengue. El primer semestre de 2024 fue suficiente para romper cualquier registro previo, con más de 10 millones de contagios.
A la semana epidemiológica 26, la región acumulaba 5.618 muertes hasta la fecha, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Costa Rica, sin embargo, no ha sumado un solo fallecido a esa cuenta. ¿A qué se debe esto?
La vicepresidenta de la República y ministra de la Salud, Mary Munive, así como el director de Vigilancia de la Salud, Roberto Castro, coinciden en que esto puede responder a la precaución que se tiene en el sistema de salud costarricense.
Así lo hicieron ver cuando fueron consultados el jueves sobre un estudio publicado por la revista Frontiers in Cellular and Infection Microbiology, que arrojó que de 399 muestras tomadas entre 2017 y 2018 de casos diagnosticados clínicamente como presuntivos de dengue, el 60,6% no lo eran.
En ese sentido, Munive reconoció que posiblemente los datos en el país están “sobreregistrados”.
Recordó que cuando un paciente con síndrome febril se presenta a un centro médico, el doctor debe hacerle un examen físico y algunos de laboratorio para darse una idea sobre su padecimiento.
Ahí, el dengue se parece a otras enfermedades, lo que dificulta dar un diagnóstico preciso.
Sin embargo, el médico hace una “impresión diagnóstica”, que únicamente puede confirmarse con un examen de laboratorio. Esto puede tomar tiempo, además de que las mismas no están disponibles en todos los establecimientos de salud.
"Eso no quita que, de alguna manera, se generen las estrategias de tratamiento y abordaje. Por eso, de alguna forma, no tenemos muertos. Porque pecamos en precaución y previsión, y no decimos: 'Como no tengo laboratorio, vamos a tratarlo como cualquier otra cosa y que se vaya para la casa'. No señor, se quedan en observación hasta tener un dato confirmatorio, sobre todo si es un dengue grave.
"Muchas veces, en esos datos aumentados no tenemos la confirmación de que por laboratorio sea dengue, pero sí la clínica, en donde de alguna manera el médico tratante o el personal de salud que abordó inicialmente, tuvo como impresión diagnóstica dengue. Y de ahí justamente eso es lo que está sucediendo. Efectivamente, puede haber un subregistro o un sobreregistro, pero la estrategia, en cuanto al manejo, hay indicadores indirectos o directos que nos dice que lo estamos haciendo bien: una es la mortalidad, porque es la consecuencia letal de esto, y lo otro es que de alguna forma estamos teniendo un pico de incidencia de lo que es el diagnóstico, pero con un abordaje y una disminución.
Castro aunó que es un error analizar los datos como un “tema político y de resultados”. Más bien, considera que esos datos son más un indicativo que permite llevar el pulso a esta enfermedad.
Esto ha permitido, por ejemplo, hacer campañas de control de criaderos que han permitido quebrar la curva de contagios. Lo anterior también aplica en cuanto a los diagnósticos clínicos.
"Si usted tiene la duda de que un paciente tiene dengue, o que tiene alguna otra enfermedad que no es tan seria o no tiene tanto riesgo de muerte, no importa, usted siempre piense que tiene que actuar pensando en el peor escenario. Si usted se equivoca, usted hizo todo lo que tenía que hacer. El lío es cuando nos confiamos y decimos: no, no, cualquier cosa regrese. Y la persona se va para la casa y fallece.
"Por eso es que en Costa Rica, con seis casos de dengue grave, hemos tenido 10, 12 o 15 personas internadas por semana, porque se han manejado que, ante la duda, y el que puedan tener dengue con signos de alarma, y se les ha dado tratamiento y la gente no ha fallecido", señaló el especialista.
Además de Costa Rica, se mantienen sin fallecimientos por dengue Nicaragua y Belice, de acuerdo con Munive.
Hasta la primera mitad de este año, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) identificó 14.998 casos de la enfermedad, lo que representa un incremento de 329% respecto al mismo periodo, pero en 2023.