Descubren cómo el estrés crónico agrava inflamación del intestino
Investigación de Universidad de Pensilvania señala que controlar el estrés podría tener un profundo impacto en la efectividad de los tratamientos para enfermedades intestinales.
Un nuevo estudio publicado en la revista Cell revela cómo el estrés psicológico puede empeorar la inflamación intestinal en personas con ciertas enfermedades intestinales.
La investigación, publicada el pasado 25 de mayo, proporciona una narrativa
detallada acerca de señales químicas producidas en el cerebro con células
inmunitarias en el intestino, lo que podría tener importantes implicaciones
para el tratamiento de la Enfermedad Infla
El estudio, realizado por científicos de la Universidad de Pensilvania, en Filadelfia, destaca la influencia del estrés crónico en el malestar físico experimentado por las personas con EII.
Según el coautor del estudio, Christoph Thaiss,
microbiólogo de la universidad, el control de los niveles de estrés podría
tener un profundo impacto en la efectividad de los tratamientos para esta
enfermedad, desafiando el enfoque convencional que ha descuidado el estado
psicológico de los pacientes como un factor importante en la respuesta al
tratamiento.
Investigación
La investigación revela una secuencia de eventos que se inicia en el cerebro y culmina en el intestino.
Después de experimentar estrés, el cerebro envía señales a las glándulas suprarrenales, que liberan glucocorticoides, sustancias químicas que se distribuyen por todo el cuerpo.
En lugar de actuar directamente
sobre las células inmunitarias, como se creía anteriormente, se descubrió que
los glucocorticoides interactúan con las neuronas y las células gliales en el
intestino.
Cuando los glucocorticoides activan ciertas células gliales. Estas liberan moléculas que, a su vez, activan las células inmunitarias.
Esta activación desencadena la liberación de moléculas que, normalmente, se utilizan para combatir patógenos, pero que en este caso causan inflamación intestinal dolorosa.
Además, los glucocorticoides bloquean el desarrollo completo de las neuronas intestinales inmaduras, lo que ocasiona una producción limitada de moléculas de señalización que permiten la contracción de los músculos intestinales.
Esto causa un lento movimiento de los alimentos a través del sistema digestivo, aumentando así la incomodidad asociada con la EII.
Este estudio sugiere que el manejo del estrés, junto con los medicamentos convencionales, podría mejorar la efectividad de los tratamientos para la EII.
Además, las
moléculas implicadas en la vía de señalización, que va desde el cerebro hasta el
intestino, podrían convertirse en objetivos para el desarrollo de nuevos
tratamientos farmacológicos.
Los
investigadores también plantean la posibilidad de que el estrés tenga un
impacto similar en otras enfermedades inflamatorias, como las enfermedades de
la piel y los pulmones, lo que amplía las implicaciones de este estudio.
En resumen,
este estudio ofrece una nueva comprensión de cómo el estrés psicológico agrava
la inflamación intestinal en personas con enfermedades intestinales. Los
resultados subrayan la importancia de considerar el manejo del estrés como
parte integral del tratamiento de la EII y plantean nuevas vías para el
desarrollo de terapias más efectivas en el futuro.