Padre e hijo demuestran que el arte es un lazo inquebrantable
Desde temprana edad, Hernán llevaba a sus hijos a verlo trabajar, con la esperanza de que alguno de ellos heredara su pasión. Y fue precisamente Andrey quien abrazó el arte.
Hernán Jiménez ha dejado su huella en el mundo del arte durante casi 40 años como pintor y muralista, especialmente en la ornamentación de reconocidas iglesias del país.
Pero los últimos años han adquirido un significado especial para él, ya que su hijo, Andrey, se ha unido como su fiel compañero y mano derecha en todos sus proyectos.
Desde temprana edad, Hernán llevaba a sus hijos a verlo trabajar, con la esperanza de que alguno de ellos heredara su pasión. Y fue precisamente Andrey quien abrazó el arte.
“Yo siempre llevaba a mis hijos a que me vieran trabajar, y en el fondo soñaba que alguno de ellos se quedará con el gusanillo de seguir mis pasos, y ese fue el caso de Andrey”, señala este orgulloso padre en el video adjunto.
Para Andrey, tener la oportunidad de colaborar con su papá es un motivo de gran satisfacción. Aunque al principio sentía temor de mostrarle sus propios dibujos, siempre encontró en su padre un apoyo incondicional y una guía para mejorar.
En la actualidad, ambos, junto a un equipo de trabajo, están encargados de pintar y decorar el nuevo cielorraso del Santuario Nacional de Santo Cristo de Esquipulas en Alajuelita, una labor que comenzaron el año anterior y que representa una valiosa unión entre generaciones y pasiones artísticas.
Encuentre más detalles en el video adjunto.
