El cas enamoró a este alemán, quien hizo lo imposible para exportarlo a su país
En el último día de sus vacaciones en Costa Rica, surgió la idea de destilar la fruta.
Esta es la fascinante historia de un alemán que se enamoró profundamente de nuestra fruta de cas, llevándolo a abrir camino para exportarla. Se convirtió en la primera persona en lograr que el cas cruzara los mares para llegar al continente europeo (ver nota completa en el video adjunto).
La primera vez que visitó Costa Rica, Max, como se llama nuestro protagonista, experimentó el frescor del cas en una sodita cerca del volcán Irazú, y fue como un flechazo.
En el último día de sus vacaciones en Costa Rica, surgió la idea de destilar el cas. No era una tarea sencilla, ya que era necesario contar con fruta fresca en Alemania, algo prácticamente imposible.
Aunque es común exportar piñas, sandías, bananos, melones o limones, el cas, debido a su delicadeza, era una fruta a la que nadie se atrevía a exportar. El primer cargamento viajó en una maleta de coche para bebé, cortesía de un amigo que se ofreció a llevarla. A pesar de los desafíos, llegó finalmente a Alemania.
En ese país, Max buscó a uno de los mejores destiladores locales. Los resultados impresionaron al destilador, quien se motivó a importar más fruta de Costa Rica.
Max inició un largo proceso para concretar su idea. Uno de los pasos fue recorrer el país en busca de agricultores de cas e iniciar todos los procedimientos necesarios para exportar la fruta hacia Alemania. Fue la primera vez en la historia del país que se enviaba cas a este país europeo. Así nació el primer destilado de cas cultivado en Costa Rica.
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