Cambio climático golpea a Cuba: de la sequía a las inundaciones
La ciudad de Santiago de Cuba, que padecía hace años una escasez de agua que desesperaba a la población, sufrió unas tormentas que dejaron muertos, destrucción y calles convertidas en ríos.
"Nací en 1979 y realmente no había visto un fenómeno de esta magnitud en toda mi vida", dice a DW el periodista Anolvis Cuscó Tarradell, que, a través de diversas plataformas, informa sobre las noticias de Santiago de Cuba. Los habitantes de esa ciudad de la isla caribeña pasaron, en pocas horas, de estar sumidos en una de las peores sequías de las últimas décadas a sufrir lluvias torrenciales que dejaron calles convertidas en ríos, una muestra más de un clima caótico que golpea distintos puntos del planeta.
Casi 20.000 evacuados, dos fallecidos, una veintena de derrumbes, tendidos eléctricos en los suelos, ríos desbordados y casas inundadas con varios centímetros de agua dejaron las precipitaciones -en algunos casos de hasta 500 mm en menos de un día-, que también golpearon con especial intensidad a la provincia de Guantánamo. Las autoridades llamaron a la población a colaborar con las labores de recuperación apenas las condiciones lo permitan.
En general, destaca Cuscó, la ciudadanía está preparada para este tipo de fenómenos "gracias a la información constante que brindan los medios de difusión y canales oficiales". Y agrega: "En los últimos 15 años he cubierto como profesional de la TV varios eventos meteorológicos, unos más destructivos que otros, pero con este volumen de precipitaciones, ninguno", lo que explica que, en este caso, ningún tipo de preparación haya sido suficiente.
La paradoja es que, hasta el viernes 26 de septiembre, la sequía causaba estragos en Santiago. Los embalses estaban al 15 por ciento y las autoridades estaban tomando medidas desesperadas para abastecer de agua a la población. Esa era la preocupación hasta que llegó la tormenta tropical Imelda.
Un fenómeno que se repetirá
"La magnitud y la frecuencia de fenómenos meteorológicos como la sequía y las tormentas tropicales y huracanes son un ejemplo de los impactos del cambio climático en nuestra región", explica a DW Pablo Ramírez, de Greenpeace México. "El aumento de la temperatura de los océanos genera las condiciones de humedad necesarias para la generación de este tipo de fenómenos", añade el experto.
Es probable que estos escenarios extremos se repitan con más frecuencia en el futuro, explica Ramírez. En el caso específico del oriente de la isla, la zona más afectada en esta ocasión por las fuertes precipitaciones, el especialista apunta que "los meteorólogos cubanos prevén que será una temporada activa con riesgo de que algún otro huracán impacte también", por lo que cabe esperar que Imelda no sea el único fenómeno meteorológico en azotar Cuba.
Ramírez destaca que "a unas semanas de la COP30, a celebrarse en Brasil, lo ocurrido en Cuba reabre una discusión pendiente sobre la deuda de los países que se han industrializado a partir de una altísima intensidad carbónica, en detrimento del resto, y los mecanismos de financiamiento que, lejos de ser una cooperación altruista, son un imperativo de justicia climática".
El portavoz de Greenpeace espera que "los países latinoamericanos, caribeños, del sureste asiático, africanos y del sur global en general sean capaces de limar asperezas y establezcan bloques de negociación que pongan la vida de su gente como una prioridad en la agenda".
Daños desproporcionados
Cuando habla de financiamiento, Ramírez se refiere a dineros que los países más ricos se comprometieron a pagar a los más pobres como compensación por los daños causados por el cambio climático, y para ayudar a la resiliencia de las ciudades ante la sucesión de este tipo de fenómenos. Lo ocurrido en Cuba es un ejemplo de la necesidad de apurar esas ayudas.
"El desplazamiento de miles de personas y los daños infraestructurales en Cuba muestran que los países de la región no están preparados para hacer frente a este tipo de fenómenos, que además irán aumentando en su frecuencia y magnitud", explica Ramírez.
El vocero de Greenpeace concede que, si bien las causas de esa falta de preparación "son tan diversas como los escenarios políticos, económicos y sociales de cada país", lo cierto es que todos comparten una misma condición: "Se trata de países que poco han contribuido a las emisiones históricas de gases efecto invernadero, pero que son los que están sufriendo sus impactos de manera desproporcionada".
Cuscó, por su parte, cuenta que por parte de las autoridades cubanas "no se hace referencia al cambio climático, es un tema que se aborda con poca profundidad".
De momento, más bien se trata de ayudar a los afectados y evaluar por qué, como dice el periodista santiaguero, no se llevaron a cabo "labores de limpieza de alcantarillados y poda de árboles, ni se llevó a efecto un plan de evacuación de las personas vulnerables".


