Especialista que renunció a CCSS en protesta por salario: “Está en juego nuestra estabilidad”
El servicio de Anestesiología del Hospital Monseñor Sanabria perdió a tres de sus cinco médicos; otro se retractó de abandonar la institución por temor a no ser recontratado.
A partir de esta semana está previsto el inicio de una masiva renuncia de especialistas en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
El último corte oficial apunta que, desde abril, 71 médicos de este tipo habían cesado sus nombramientos y en adelante se espera que las salidas suban hasta unas 600, según proyecta el Sindicato Nacional de Médicos Especialistas (Siname).
Con esas renuncias, estos profesionales pretenden ser recontratados con un salario global de ¢2,8 millones, el cual —en muchos casos— duplica la remuneración compuesta que reciben especialistas con hasta 22 años en la institución.
Una de ellas es la anestesióloga Linet Alvarado, quien el 1.° de diciembre interrumpió ocho años de trabajo en el Hospital Monseñor Víctor Manuel Sanabria, en Puntarenas.
A continuación, un extracto de la conversación mantenida con ella sobre su decisión.
¿Por qué renunció a la Caja de Seguro Social?
“El motivo de mi renuncia es que soy parte de ese grupo de especialistas cuyo salario está por debajo del establecido por el salario global. Esta situación la veníamos planteando como problemática, a nivel local e institucional. Con el Monseñor Sanabria porque somos cuatro de los cinco anestesiólogos que trabajamos aquí y que estamos en esta misma situación.
“Realmente no hubo mucho apoyo, tal vez no hubo el interés por parte de la institución de solventarnos nuestra preocupación como tal. De haberse ese interés, ese feedback entre Dirección y especialistas, tal vez lo hubiésemos manejado de otra forma. Pero no se le dio ese valor. Entonces para este diciembre optamos como un mes decisivo, cesar nombramiento tres de los cuatro y estamos en esa posición.
“Es horrible a nivel profesional porque genera incertidumbre. Esto no son vacaciones, no es un diciembre para irse a Londres, para hacer fiesta y demás, porque está en juego nuestra estabilidad profesional y laboral. Todo lo que significa, si nos van a recontratar, si va a ser un fraude de ley, todo lo que proceda es preocupante para mí y para mis compañeros. Lo puedo decir con propiedad.
“Es un momento al que no queríamos llegar, porque no es dejar de trabajar en la Caja, por lo menos en mi posición, sino mantenerme en la Caja, pero recibiendo un sueldo más acorde y congruente, uniforme, con respecto a lo que se estableció por salario global. Estar por debajo en el doble es un poco denigrante y no es lo que esperamos”.
¿Cuándo empezó a estudiar esta situación?
“Más o menos desde setiembre, cuando ya a través de los sindicatos se había establecido que no habría otra opción para este cambio. Sabíamos que lograr el salario global solo sería posible a través de una renuncia o un cese. Ya eso estaba claro, porque por la aprobación de los diputados, o a nivel de Gerencia, no iba a ser posible. Esto nos deja en una situación muy difícil, porque uno quisiera que la institución, que el hospital en sí, abogara por uno, pero eso no se logra. Todo está tan dirigido a través de Gerencia, que simplemente ellos (los directores) reciben órdenes. No tenemos esa ayuda institucional a nivel local, sino que debemos esperar decisiones de Gerencia. No había otra opción. Ya dejarlo o plantearlo en qué momento cesar, fue aproximadamente tres o cuatro meses atrás.
“Siempre esperábamos que lo íbamos a lograr a nivel de Gerencia, que se iba a dar ese cambio sin necesidad de una renuncia, pero no ha sido posible”.
Pero entiendo que la molestia viene desde más atrás, desde hace más de dos años
“Sí, por supuesto. Las huelgas y movimientos que hubo de los especialistas era abogando a mejores condiciones, a aumentos salariales y estas cosas que ya conocemos. Incluso, se abogaba por un sueldo de hasta ¢4 millones, que era lo que se había puesto como tope; pero eso era algo, para mi persona, exagerado, el creernos que la Caja nos iba a dar un sueldo como el del Instituto Nacional de Seguros (INS). Para muestra un botón, estamos abogando ahora para ¢2.800.000, como el salario global, que es una diferencia bastante grande. Pero estar ganando un ¢1.400.000, que se duplique a ¢2.800.000 y que te quedes por debajo, no es lo que queremos.
Imagino que, en medio de todos estos movimientos y la falta de soluciones por parte de la Caja y la Asamblea Legislativa, también debió haber analizado la situación del mercado privado. ¿Se le acercaron para hacerle una oferta? ¿Lo pensó en algún momento?
“Mi propósito es quedarme en la Caja. No pretendo irme a la Gran Área Metropolitana (GAM), no es el punto que quisiera cambiar en mi vida. Puntarenas en este momento significa para mí un poco más de estabilidad, porque nos establecimos acá en familia, compramos una propiedad… mi vida personal en este momento, por estabilidad, me lleva a querer quedarme acá. Por eso no es el área privada un punto para irme, porque sabemos que Puntarenas no tiene un crecimiento para surgir de forma privada. Aquí no hay clínicas que permitan establecerse fuera de la Caja. Y no es mi punto. Salir de Puntarenas no es mi punto en este momento.
“Sí sé de colegas que han estado desertando para el privado y les va bien. Pero esto es por razones muy personales y familiares”.
¿Qué implicaciones tienen esas renuncias para el servicio en el que usted trabaja?
“Es terrible. Este ha sido el peor momento histórico en el que ha estado este hospital. Estar trabajando un diciembre, con la afluencia que hay en la zona por las vacaciones y todo esto, que lo hace muy visitado y expuesto; es terrible porque se cuenta nada más con un anestesiólogo en tiempo extraordinario en 6 de 31 días de diciembre.
“Los compañeros que quedaron, los dos, están cubriendo tiempo ordinario de 7 a 4 de la tarde, lo básico en Emergencias, porque al ser solo dos, no se está trabajando con pacientes electivos. No hay programación de salas, lo cual es un caos, es terrible para el hospital porque los salones están saturados, Ortopedia, Oncología… todo se estancó.
"No es que lo hicimos adrede, que tenemos algo en contra del hospital, sino que queremos mejoras para nosotros también y no se nos ha logrado solventar, porque como le digo, estoy segura de que nosotras tres, ninguna de las tres quiere irse a privado en este momento. No es ese plan, sino quedarnos con mejores condiciones salariales".
¿Cómo ha impactado la situación actual que viven los especialistas en su vida?
“Ha sido un momento de exceso en el que estamos inmersos nosotros como anestesiólogos en un hospital que es bastante grande. Nosotros cubrimos las guardias solos. Significa que quedamos después de las 4 p. m. hasta las 7 a. m. con un solo anestesiólogo para todas las especialidades quirúrgicas; a saber, Ortopedia, Pediatría, Neurocirugía, Cirugía General, Oncología, Ginecología, Urología, Vascular Periférico… todas en las guardias están cubiertas por un anestesiólogo.
“Esto es muy desgastante porque no es que desde hace una semana se trabaja así. Este hospital, hablando de la infraestructura del viejito (antiguo centro médico), porque con el nuevo, con 14 salas de operaciones, el problema es duplicado. Si estamos hablando del viejo, que son solo 7 salas para 5 anestesiólogos que tienen que cubrir tiempo extraordinario, guste o no, te haya ido bien o no... todo esto repercute en un desgaste, un burnout en el que estamos inmersos día a día. Sobre esa situación no se nos garantiza nada.
“Además de que no se nos garantiza un descanso, una postguardia, un incentivo más adecuado, caemos en esta devaluación salarial en la que uno dice: trabajo el doble, mucho más, estoy desgastado, todo está peor porque se va saturando, se va llenando el vasito gota a gota y no logra tenerse ni siquiera una remuneración. Todo ese punto, esa situación se suma y cae en un desenlace como el que tenemos ahora. Yo puedo decir que voy a continuar haciendo las guardias sola, recargada de trabajo, sin una postguardia garantizada, pero será mejor con ¢2.800.000 que con ¢1.400.000.
"Todos sabemos lo que hacemos cuando estudiamos Medicina. Al menos yo lo veo así. Y a mí me gusta mi profesión y soy feliz en mi trabajo, me vaya bien o no tan bien, esté cansada y demás, pero lo hago por amor. Pero es un amor que tiene que tener una remuneración porque se tiene un hogar, un hijo, un esposo... una familia. Son tiempos que si los vas a emplear para atender a otras personas, obviamente quieres que eso se te remunere económicamente. Porque no es solo el amor a la profesión. Es el amor a la profesión y lo que implica esa remuneración, esa retroactividad que uno desea tener.
“Con el Monseñor Sanabria puedo mencionar que hemos estado en un caos terrible en lo que es infraestructura, con filtraciones, malas condiciones, el cuarto de descanso con agua que se filtra por el techo. Esto ha sido un caos. Pero pienso que eso va a cambiar con el nuevo hospital”.
¿Cuál es su esperanza después de haber tomado esta difícil decisión?
“Lo que espero es la recontratación. Nunca fue lo que quise hacer, porque nadie quiere dejar su trabajo cuando lo tiene. Pero pienso que el que no arriesga no gana. Estoy esperando en DIos que en unas semanas pueda contarle que la recontratación fue el punto logrado y lo esperado”.