POR Agencia Reuters | 6 de abril de 2014, 2:45 AM

Un académico de centroizquierda y exdiplomático que nunca ha sido elegido para un cargo se dispone a ganar fácilmente los comicios presidenciales de Costa Rica del domingo, después que su rival del partido gobernante abandonó inesperadamente la contienda el mes pasado. 

Luis Guillermo Solís se montó en una ola de sentimiento antigubernamental, por el aumento de la desigualdad y los escándalos de corrupción, para quedar a la cabeza de los resultados en la primera ronda de los comicios en febrero, sorprendiendo a los encuestadores, que lo habían colocado en cuarto lugar de las preferencias. 

Solís, del opositor Partido Acción Ciudadana (PAC) aventajó entonces a Johnny Araya, del gobernante Partido Liberación Nacional (PLN), pero no con la mayoría necesaria para alzarse con la victoria y evitar una segunda vuelta.

Araya dejó la carrera por la presidencia después de que en una encuesta, realizada el mes pasado por la Universidad de Costa Rica, consiguió el 20,9 por ciento de la intención de voto frente al 64,4 de Solís.

Solís ha prometido a luchar contra la pobreza en Costa Rica y eliminar la corrupción, un tema que ha perseguido a la administración de la presidenta conservadora Laura Chinchilla. 

"Quisiéramos recuperar, porque habrá que recuperarlo, el sentido de solidaridad, de inclusión social y de compromiso con los más y las más necesitadas como parte de este esfuerzo por darle a Costa Rica un horizonte de mayor prosperidad en el futuro", dijo Solís en una conferencia de prensa el sábado.

Si Araya gana "sería un robo, mi país iría a la quiebra", dijo María Fernando Sánchez, un estudiante de 21 años de la Universidad de Costa Rica, a la vez que calificó de corrupto al PLN.

Una investigación del fiscal sobre las denuncias de abuso de autoridad y malversación de fondos mientras Araya era alcalde de San José hizo difícil para el exfavorito distanciarse de los escándalos del partido en la nación cafetalera, famosa por su ecoturismo.

Pero Solís afronta sus propios obstáculos.

Amenazado por las altas tasas de abstención típicas de una votación de segunda ronda y el reto que representa un Congreso dividido, Solís podría tener que hacer frente a un mandato débil. Su partido, el PAC, tendrá sólo 13 de los 57 escaños en el Congreso.

A pesar de que la creciente deuda de Costa Rica, que se sitúa en más de la mitad del Producto Interior Bruto (PIB), Solís ha dicho que va a esperar dos años antes de subir impuestos a pesar de las promesas de aumentar el gasto social.

"Va a tener un Gobierno sin plata con un déficit fiscal de 6 por ciento y con muchos compromisos sociales", dijo José Carlos Chinchilla, analista político de la Universidad de Costa Rica.

Solís también ha dicho que espera atraer nuevos negocios para que se establezcan en zonas de libre comercio en auge de Costa Rica, que han atraído a firmas como Hewlett Packard.

"Queremos que Costa Rica se presente como un país amigable a la inversión extranjera, ofreciéndole seguridad jurídica a la misma y de la cual exigimos el cumplimiento de las leyes laborales", dijo Solís.