POR Luis Jiménez | 22 de septiembre de 2023, 17:41 PM

En tan solo nueve meses, Costa Rica suma más de la mitad de todos los homicidios que se registraron durante la década de los 80.

Entre 1980 y 1990, el país alcanzó 1.176 asesinatos y en lo que va de este 2023 la suma alcanza las 656 muertes.

Durante esta década, se pasó de tener 2.284.495 habitantes a 3.014.598, y la tasa de homicidios rondaba, en promedio, los 4,4 por cada 100.000 habitantes, según la Sección de Estadística del Poder Judicial.

Había una población predominantemente joven y una natalidad alta, pero situada en una región que estaba en guerra. Costa Rica consiguió mantener una tasa de homicidios baja en comparación con otros países de Latinoamérica como Argentina (2.720 homicidios en 1989), Venezuela (2.513 homicidios en 1989) y Chile (773 homicidios en 1989).

Rafael Ángel Guillén, director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) entre 1990 y 1994, explicó que antes los homicidios eran por robos, secuestros, rencillas personales y peleas de cantinas, pero no como ahora que se dan por luchas entre bandas de delincuentes.

“Es muy grave lo que vivimos y peligroso para la seguridad de todos, no solo de los delincuentes, como se ha querido establecer, porque se ha dicho de forma ignorante que no importa que se maten entre los delincuentes.

"Las personas inocentes sí tienen que preocuparse porque no saben el lugar, la hora y los acontecimientos que se pueden dar en un momento determinado y perder la vida de forma inocente, sin saber nada del conflicto de los contendientes. El peligro no es de los delincuentes, es de todos los costarricenses porque hay muchas personas que han muerto sin tener ninguna participación en hechos criminosos”, comentó Guillén.

Francisco Segura, director del OIJ entre 2012 y 2015, cree que, a diferencia de la Costa Rica del pasado, ahora el 98% de los asesinatos son ligados al narcotráfico.

“En los 80 y 90 los homicidios eran por riñas, pleitos entre vecinos y hasta por licor, pero ahora son por un tema de drogas y territorios para la venta de estupefacientes. Es muy lamentable que no se invierta en seguridad porque es fundamental fortalecer a los policías.

“A corto plazo, lo que se puede hacer es desviar toda la atención a las investigaciones contra el crimen organizado y no a buscar perros perdidos o personas desaparecidas porque es urgente cuanto antes buscar una solución”, declaró Segura.

También mencionó que ahora los homicidios son un negocio en el que cada vez más jóvenes se involucran.

El criminólogo y exagente investigativo del OIJ, Gerardo Castaing, manifestó que de 1975 a los años 90 las muertes violentas en el país eran pocas para la población que había y, porcentualmente, había una relación normal.

“Los motivos de las muertes en esa época también eran por drogas, pero muy pocas; sin embargo, predominaban más los problemas entre vecinos y pleitos entre personas que tomaban mucho licor. Había muchas muertes por asaltos y por robos grandes en el centro de San José.

“También se registraban otras muertes por violencia doméstica, problemas familiares y no era común el sicariato porque la sociedad no estaba tan corrompida y deteriorada como ahora”, agregó Castaing.

La cantidad de asesinatos del año anterior (2022) era, hasta el momento, la más alta de la historia, con 654; una tasa de 12,6 por cada 100.000 habitantes. Esto había representado un incremento del 11 % con respecto a la cantidad de homicidios de 2021 (588).

A la fecha, el país suma 656 homicidios y se espera que la tasa de homicidios, para el final de este año, alcance el 16,2% por cada 100.000 habitantes, según analistas.

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