POR Luis Fernando Valerín | 12 de marzo de 2014, 4:20 AM

La gimnasia rítmica cerró ayer sus competencias en Golfito con éxito.  Ese es un deporte muy sacrificado, donde el entrenamiento tiene que ser muy riguroso para que dé frutos.

En la mayoría de casos, las niñas y jóvenes tienen a sus madres o algún familiar que las está jalando a los entrenamientos, y que las motiva para que sigan en el deporte cuando las pilas bajan.

Pero la atleta más destacada de esta disciplina, tiene una historia diferente. Con 14 años, ya es toda una experta en la gimnasia rítmica,  ese amor comenzó a los 4 años, a esa edad supo que eso era lo que quería hacer por mucho tiempo.

“Estaba viendo la televisión  y vi un programa de gimnasia rítmica y me encantó, averigüe de que se trataba y comencé a practicarlo”, dijo Aydelín Vargas.

Esa actitud independiente que ya se manifestaba a los cuatro años, se desarrolló con el paso del tiempo, y por su propia voluntad ha asistido infaltablemente a los entrenamientos, con la única meta de convertirse en la mejor.

Todo se logra cuando se pone el corazón y ella hasta el momento va por inmejorable camino, en estos juegos nacionales ganó tres medallas de oro, una de bronce, y al tener el puntaje más alto de la categoría juvenil, ganó otro oro por el campeonato general.

“La palabra es el amor al deporte, para que una atleta pueda sacrificarse a este punto es porque de verdad le apasiona lo que le hace”, dijo Karina Calderón, entrenadora de San José.

El camino de la excelencia ha sido complicado, por el trabajo de su madre y por los obstáculos económicos, ella ha tenido que ingeniárselas para salir adelante por ejemplo ir a entrenar sola tomando bus desde el colegio.

Detrás de muchas de estas atletas, hay una tarea igual de complicada que la deportiva conseguir recursos.

Cada movimiento limpio y mágico, es producto de horas y horas de práctica, de llevar el cuerpo hasta el límite con disciplina y entrega.

A sus 14 años ya puede dar cátedra de esos valores que engrandecen al ser humano.