POR AFP Agencia | 6 de marzo de 2020, 14:49 PM

Mientras la expansión de la epidemia del nuevo coronavirus continúa aumentando las dudas sobre la disputa de los Juegos Olímpicos de Tokio-2020, que se deberían inaugurar el 24 de julio, el Comité Olímpico Internacional está asegurado ante un eventual riesgo de cancelación.

No poder celebrar los Juegos Olímpicos conllevaría importantísimas pérdidas económicas y por ello el organismo, desde la edición de Atenas-2004 y la presidencia del belga Jacques Rogge, mitiga los posibles efectos suscribiendo seguros al respecto.

El primer Comité de Organización de unos Juegos (COJO) que suscribió una garantía así fue "el de Moscú en 1980, en el marco de un contrato firmado con Lloyd's, de Londres", explica Patrick Vajda, experto en riesgos y seguros del deporte en la firma francesa SIACI Saint Honoré.

Para Tokio-2020, el COI "se aseguró en caso de cancelación de los Juegos Olímpicos, igual que un buen número de federaciones internacionales", confirmó un portavoz del organismo.

Según fuentes concordantes, el COI suscribió con varias compañías, entre ellas Swiss Ré, un seguro sobre el riesgo de cancelación.

El contrato de la ciudad anfitriona, firmado por Tokio y que da al COI el poder de anular el evento si "la seguridad de los participantes se ve seriamente amenazada", contempla al mismo tiempo que el Comité de Organización local debe "suscribir un seguro" que cubra "el conjunto de riesgos".

Preguntados por la AFP, los organizadores japoneses no dan detalles al respecto, repitiendo que "no se ha hablado de la cancelación de los Juegos".

"Todos los riesgos están en efecto cubiertos con la excepción de los que están formalmente excluidos y que pueden ser añadidos", explica Vajda, que ha participado en los seguros de una decena de ediciones. "Dos riesgos principales pueden ser añadidos, el riesgo de terrorismo y las enfermedades contagiosas", precisa.

El coronavirus está cubierto.

Una cancelación relacionada con el nuevo coronavirus, cuya epidemia apareció después de la firma de los contratos de seguros, está cubierta.

La cobertura de la cancelación de los Juegos, que incluye además atentados y terremotos, es un asunto que gana importancia por minutos, teniendo en cuenta que están en juego cifras de dinero enormes.

La cantidad teórica a cubrir en caso de cancelación se elevaría a casi 5.000 millones de dólares estadounidenses, correspondientes esencialmente a los derechos de televisión, los patrocinadores y la venta de entradas. Ese dinero sirve luego para la financiación de los Comités Olímpicos nacionales, las Federaciones Internacionales de los deportes olímpicos y el propio COI.

Cancelar Tokio-2020 tendría un impacto devastador ya que los seguros no cubrirían el conjunto de las pérdidas. "El máximo que se puede asegurar en caso de cancelación son 1.300 millones de dólares, quizás 1.500 millones", explica Vajda.

Las consecuencias serían por lo tanto graves para el movimiento olímpico, que se vería privado de una gran parte de recursos que le permiten vivir los siguientes cuatro años, entre una edición de los Juegos y la siguiente, pese a que el COI ha creado un fondo de reserva de unos 1.000 millones de dólares, para ayudar en caso de imprevistos.

Las cadenas de televisión como la estadounidense NBC tienen también seguros en caso de cancelación, igual que los patrocinadores del COI.

A día de hoy, ni los boicots (en Moscú-1980 y Los Ángeles-1984), ni el virus SRAS (en 2003, un año antes de Atenas-2004) ni el virus Zika (antes de los Juegos de Rio-2016) provocaron la cancelación de los Juegos Olímpicos.

Únicamente se anularon las citas olímpicas por las dos guerras mundiales, los Juegos de 1916 en Berlín (verano), los de 1940 en Sapporo (invierno) y Tokio (verano), y los de 1944 en Cortina D'Ampezzo (invierno) y Londres (verano).

Una posibilidad que suavizaría las pérdidas sería disputar los Juegos Olímpicos a puerta cerrada, sin público, para lo cual habría que devolver el importe de los 4,5 millones de entradas ya vendidas.

Por el momento, el COI insiste en que la posibilidad de la cancelación no está encima de la mesa, pese a la oleada de eventos deportivos aplazados o anulados en las últimas semanas.