POR Eric Corrales | 17 de diciembre de 2023, 8:00 AM

Este domingo se conmemora el Día Internacional para poner fin a la violencia contra las trabajadoras sexuales, una fecha que, según algunas organizaciones, pasa desapercibida en muchos países.

El objetivo es hacer conciencia sobre las mujeres que ejercen esta profesión y sufren todo tipo de violencia al momento de hacer su trabajo.

Teletica.com conversó con “Jessy”, una madre de tres hijos quien tiene 15 años dedicándose a este oficio y con lo que gana ha sacado adelante a su familia, siendo su única fuente de ingresos.

La joven ha trabajado en San José, Guanacaste, Puntarenas y Cartago.

“Nosotras tenemos un dicho ‘todos los días nace una’, porque la vida está muy difícil, muy dura y el trabajo sexual es lo que a veces es una de las opciones que hay, más fáciles y rápidas, porque conseguir trabajo ahora no es tan fácil, menos si no tienes estudios, si no eres profesional no hay opciones, por lo que las compañeras nuevas también optan por ingresar a este trabajo”, contó la trabajadora.

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Trabajo de alto riesgo

Año con año, muchas mujeres mueren alrededor del mundo ejerciendo su trabajo y, en muchos casos, sus asesinos quedan impunes, enfrentándose a la discriminación y la estigmatización social.

“Es un trabajo altamente peligroso, igual que ser policía, que ser bombero, que cualquier trabajador que sale a hacer su trabajo, corremos riesgos en el trabajo igual que cualquier otro, pero tal vez, todo el mundo lo ve más peligroso por el hecho de que me tengo que montar a un carro con un desconocido, ir por allá, no sé si me van a hacer algo, golpear a asesinar, que sucede en la vida real, esa es la violencia que las trabajadoras sexuales recibimos, si corremos riesgo de violencia, claro que sí, de muchas cosas, riesgos de trabajo les decimos nosotras”, agregó.

Jessy cuenta que casi todas sus amigas o conocidas que trabajan en esto, han sufrido agresión sexual y hasta física, incluso, ella misma una vez fue atacada por un grupo de “clientes” que al final la fueron a tirar por la Ruta 32.

“Una vez me montaron a un carro con tres personas y más allá del Zurquí me golpearon, me violaron y me dejaron tirada, eran las 8 de la noche, todo oscuro, un señor en un camión me auxilió y me trajo a Tibás y ahí pedí ayuda a las autoridades, me tuvieron que llevar al hospital.

Para la joven, es muy frecuente y común este las agresiones, aunque muchas tienen clientes amigos, también están los nuevos, donde ellas desconocen sus costumbres, sus mañas, lo cual es un gran riesgo.

“Siempre salen clientes nuevos, está el riesgo que nos obliguen a hacer cosas que no queremos, aunque ahora las mujeres están un poco más empoderadas. Pero tenemos que lidiar con todo tipo de clientes, muchas veces, cuando estamos en un local estamos más protegidas, pero fuera no tanto, incluso en las casas de algunos clientes, es muy peligroso ir ahí, por eso los evitamos.

“Hace muchos años una compañera fue a hacer un servicio de sexo oral a tres tipos, se la llevaron a la montaña, ahí la violaron entre los tres, la tiraron en un carro en marcha y la golpearon toda, estuvo en el hospital”, recordó.

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Organizaciones de apoyo

En Costa Rica, las trabajadoras sexuales están respaldadas por la Asociación La Sala, la cual se encarga de capacitarlas y empoderarlas, donde tratan de enseñarles a defenderse de muchas situaciones que antes no sabían cómo reaccionar.

La Sala imparte talleres, charlas, temas de la no violencia contra la trabajadora sexual y los derechos.

La organización trabaja con ellas ese tema, cuando son violentadas o discriminadas, además de la prevención sobre VIH y enfermedades venéreas, también les enseñan a conocer un poco más de la ley.

“Pero por parte del Gobierno no tenemos apoyo, aunque hace un mes la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) nos dio el derecho de poder ser aseguradas como trabajadoras sexuales, se logró algo que hace muchos años se ha venido trabajando y luchando”, destacó.

“Ellas se lo buscaron”

La estigmatización social es otro tema con el que las trabajadoras sexuales luchan día con día, cuando son ultrajadas, La Sala les da ayuda psicológica y asesoría lega por si necesitan poner una denuncia, pero siempre se enfrentan a “un sistema” que las culpabiliza.

“Lamentablemente, muchas denuncias no llegan a nada, porque simplemente dicen: ‘Ah, son putas, no vale la pena gastar el tiempo en ellas, porque ellas se lo buscan, ellas andan en la calle buscando ese peligro’. Es algo por lo que luchamos siempre, para se regule este tipo de trabajo. Para nosotras el término prostituta es ofensivo, ‘prostituta es la injusticia con la que tienen que trabajar las trabajadoras sexuales en este país’, esa es la verdadera prostituta”, concluyó Sussy.