POR Mariana Barboza | 15 de agosto de 2016, 5:32 AM

Las clases de robótica impulsan a jóvenes con discapacidad y de zonas rurales a buscar soluciones y obtener títulos universitarios.

Israel Solano optó por el programa de robótica inclusiva que da la fundación Omar Dengo a jóvenes con discapacidades cognitivas.

Dice que esta materia le abre la imaginación y lo motiva a construir robots, esas máquinas capaces de realizar variedad de tareas.

Para continuar estudiando se puso a lavar carros y arreglar jardines de sus vecinos, pero recibió una beca y hoy sigue creando robots.

Alonso Valverde recuerda que inició en el campo de la robótica en el 2003, en el colegio de Santa Gertrudis de Grecia.

Ahora con 26 años, estudia ingeniería en sistemas.

Estos jóvenes son parte del proyecto redes móviles y cursos de robótica que se imparten en liceos rurales e indígenas.  

Como ellos mismos dicen, nunca habían tocado un celular o una computadora, pero hoy reconocen que las tecnologías los ayudan a solucionar problemas y los motivan a estudiar.