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80 mujeres están a la espera de cirugía preventiva tras descubrir riesgo de padecer cáncer hereditario
Pruebas genéticas que realiza la CCSS son las que determinan si una persona tiene riesgo de padecer cáncer.
Solo en 2023, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) registró 299.538 personas con cáncer en el país, un aumento de 57.505 casos respecto a 2019, lo que representa un incremento del 23% en solo cuatro años. Además, se proyecta que estas cifras podrían duplicarse para 2040, despertando preocupación sobre las causas de este aumento.
El tabaquismo, el sobrepeso y la obesidad, el consumo excesivo de alcohol y la exposición a carcinógenos ambientales como el arsénico son factores tradicionales asociados con un mayor riesgo de cáncer. Sin embargo, estudios más recientes investigan la relación entre el estrés y la ansiedad con esa enfermedad.
¿Qué dice la ciencia sobre el estrés, la ansiedad y el cáncer?
Antes de responder esta pregunta, el doctor Eduardo Sáenz, oncólogo, explica que el cáncer es una enfermedad multicausal, influenciada por factores externos como un estilo de vida poco saludable, y factores genéticos no modificables.
“El cáncer se produce en un 90% de los casos por alteraciones o daños en la secuencia del ADN, conocidas como mutaciones somáticas. Estos daños hacen que la información genética se interprete incorrectamente, lo que favorece la reproducción descontrolada de las células. En el 10% de los casos, el cáncer se debe a un gen germinal heredado desde la concepción”, explica el doctor Sáenz.
Según el especialista, el estrés y la ansiedad son factores adicionales de riesgo para que se produzcan estos daños en el ADN.
El estudio Estrés y cáncer: los mecanismos de la desregulación y el manejo de la inmunidad, publicado en Journal of Clinical Oncology, señala que las hormonas liberadas durante periodos prolongados de estrés pueden desencadenar procesos biológicos que favorecen la proliferación de células cancerosas, acelerando la progresión del tumor.
El doctor Sáenz explica que el estrés y la ansiedad causan inmunosupresión, lo que afecta a las células que vigilan y controlan otras células dañinas, de manera similar a lo que ocurre con la obesidad; pero también favorecen los procesos inflamatorios que se asocian con mutaciones.
"El estrés actual se ha convertido en un factor de riesgo porque aumenta los niveles de cortisol y catecolaminas. Esto, junto con malos hábitos de vida, conduce a la producción de sustancias llamadas citoquinas, que al final del día disminuyen la función del sistema inmunológico. Esta es una de las vías por las cuales se puede prevenir el cáncer", señaló Sáenz.
El doctor Warner Alpízar, biólogo especialista en cáncer de la Universidad de Costa Rica (UCR), añade que los estudios científicos apuntan a que el estrés se ha vinculado a una menor eficacia en los procesos de reparación celular natural, lo que puede contribuir a la transformación del tejido normal en cáncer.
"Las hormonas del estrés se unen a receptores en las células inmunológicas, potencialmente promoviendo la proliferación celular y alterando el papel funcional de células clave como las 'patrullas anticáncer', cruciales para la defensa contra enfermedades como el cáncer", detalló.
Por ejemplo, las células T citotóxicas son capaces de detectar y destruir células cancerosas. Sin embargo, cuando hay un exceso de hormonas del estrés, estas pierden esa capacidad, permitiendo así la proliferación de células del cáncer, aclaró Alpízar. El especialista también mencionó que los macrófagos, otro grupo de células inmunológicas, pueden cambiar su función de ser anticáncer a promover el crecimiento del cáncer ante la presencia de las hormonas del estrés.
Recientemente, un estudio publicado en febrero por Cancer Cell demostró que los neutrófilos, otro tipo de célula que trabaja en combatir el cáncer, pueden aumentar la capacidad metastásica cuando se mezclan con las hormonas del estrés. En una prueba con ratones, se determinó que la metástasis pulmonar de las células cancerosas diseminadas era de dos a cuatro veces mayor ante el estrés crónico.
"Existen numerosos estudios que indican que los pacientes o individuos que experimentan estrés o depresión severa tienen peor pronóstico y una mayor probabilidad de desarrollar cáncer, nuevamente, después del tratamiento", subrayó el especialista de la UCR.
Una investigación sobre la inducción de daño y la alteración de la reparación del ADN por hormonas del estrés ha demostrado que niveles elevados de estrés pueden aumentar el riesgo de mutaciones malignas al suprimir los mecanismos de reparación del ADN.
Para el doctor Alpízar, la ciencia aún no ha confirmado que el estrés y la ansiedad causen cáncer directamente, pero sí que pueden facilitar su desarrollo y progresión.
Sin embargo, para el doctor Sáenz sí hay evidencia de esta relación, aunque el cáncer no se puede explicar por un único factor. Dado que nadie está exento de esta enfermedad, reconoce que la clave está en modificar estilos de vida antes de que se produzca el daño celular y trabajar en la detección temprana.