Nacional
PANI reubica a hermanos de bebé de ocho meses baleada en Puntarenas
El Patronato intervino la casa donde vive la pequeña y está a la espera de su salida del hospital.
En 2024 no solo se duplicó la cantidad de niños que llegó al Hospital de Niños de urgencia producto de un impacto de bala, también se consolidó una macabra tendencia que desde el 2015 viene ligada a estos hechos.
El 51% de los impactos de bala ocurrieron en la vivienda del menor de edad, según las estadísticas de egresos del Hospital Nacional de Niños, que van desde enero de 2015 hasta noviembre de 2024.
Las estadísticas del centro de salud evidencian que siete de los doce menores heridos por arma de fuego en este año estaban en la vivienda. La cifra es la segunda más alta en los últimos nueve años. Solo el 2020 lo supera. En ese año la cifra llegó a ocho.
Para dos especialistas en seguridad consultados por Teletica.com, los grupos criminales han alcanzado un punto de violencia en el que no solo no temen disparar indiscriminadamente, sino que no respetan ni siquiera a las familias de los objetivos principales del ataque.
"Hay una evolución criminal de empoderamiento que posiblemente solo el gobierno no la ve. Hace tiempos venimos viendo los ataques en grupo, donde no matan uno, sino que matan tres. Y si está la esposa y el hijo, también disparan", asegura Andrés Muñoz, expresidente del Colegio de Profesionales en Criminología.
A criterio de este especialista, la pérdida de "respeto" por parte de los gatilleros a los entornos familiares y con víctimas inocentes es una "evolución natural" de la lógica criminal que solo se puede solucionar desde un accionar de política preventiva del delito.
Erick Villalba, criminólogo y analista en temas de seguridad, asegura que la evidente preponderancia del arma de fuego como principal medio para la comisión de asesinatos evidencia dos realidades que vive el país.
"Queda muy claro que en el mundo del crimen organizado y del narcotráfico no existe la lealtad ni el respeto, no existen códigos de honor. Al gatillero en Costa Rica lo único que le interesa es cumplir el objetivo: asesinar a la persona que su patrón le ordenó", explica Villalba.
El analista menciona que el perfil del gatillero nacional deja claro que no le importa "si arrasa con un barrio entero" con tal de cumplir su cometido.
Por otro lado, estima Villalba, las balas son capaces de recorrer incluso 400 metros y hay ciertas estructuras en las viviendas que no están construidas con materiales capaces de resistir un impacto de bala.
"Aunque estemos en la casa, aunque creamos que estamos tranquilos, protegidos en la paz del hogar, también seguimos siendo potenciales víctimas, aunque no tengamos nada que ver con el asunto", finalizó.
Uno de los casos que sacudió al país este año fue la muerte de una niña de cuatro años en Limoncito, ocurrido en abril de este año. La menor estaba en un apartamento junto a su madre.
Los gatilleros llegaron a la vivienda y abrieron fuego, matándolas a ambas. Este caso no figura en las estadísticas, pues la menor murió en la escena y no fue llevada al Hospital de Niños.
En los últimos nueve años, un total de 67 menores han llegado a las puertas de ese centro médico producto de un impacto de bala.