POR Mariana Valladares | 2 de agosto de 2024, 16:15 PM

María Gabriela Boza Castillo es un testimonio vivo de los milagros de la Virgen de Los Ángeles.

En el marco del 2 de agosto, Día de la Patrona de Costa Rica, Teletica.com conversó con Boza, quien narró cómo su fe y las oraciones de su familia le permiten hoy estar con vida. 

​"Básicamente, yo estaba trabajando en Guápiles, tenía muchísimo trabajo y una tos que no se me quitaba. Llevaba días así, por no decir que meses, hasta que un día mi jefa me dijo: 'Gaby, no la puedo tener aquí así, vaya y se revisa'. Fui al médico, me hicieron prueba de COVID, yo no le di importancia, pensé que todo estaba bien, pero la tos no se iba, yo seguía mal. Recuerdo que un día fui a Emergencias del Hospital San Carlos porque me faltaba el aire y me mandaron unas nebulizaciones y una placa. Cuando estuvo el resultado de la placa, el muchacho que me atendía tenía cara de susto y ahí yo pensé: ay no, algo anda mal. Llegó el doctor y en ese momento cambió mi vida, me dijo que tenía un tumor gigante en el pulmón y vamos a atenderlo de inmediato. El doctor me decía que llamara a mi mamá, pero me asustaba su reacción, que le pasara algo. Lo primero que pregunté fue si era cáncer y el doctor solo me respondió que tenía que hacer biopsia, fue un 13 de agosto de 2022, no lo olvido.

"Ya tenía 19 días de estar internada, esperando una cama en el Hospital México, estaba en el Hospital San Carlos porque soy de ahí y en ese punto no entendía lo que pasaba, solo quería irme para mi casa. Los médicos pensaban que era cáncer, me trataban como si fuera cáncer, pero las biopsias eran negativas. El doctor me decía que fuera fuerte, positiva, que yo soy una mujer joven, pero todo parecía empeorar", recordó.

Radiografía en la que se ve el tumor. 

Boza fue trasladada al Hospital México y le hicieron varios exámenes porque los médicos no entendían la afectación del tumor a su salud e insistían en que era cáncer.

​"Cuando ya los doctores no sabían más qué hacerme, deciden hacer una biopsia quirúrgica. El tema es que a mí no me quería operar, no podían, porque el tumor estaba estripando la tráquea y es muy, muy riesgoso. Cuando abren para hacer la biopsia, ven la magnitud del tumor y deciden operar inmediatamente. Eso fue un 13 de setiembre. Fue una operación demasiado riesgosa, duró 11 horas y ahí empezó mi pesadilla. El tumor se llenó una parte de la vena cava, que es una vena muy importante en el tórax, y me tuvieron que poner una endoprótesis, que es una unión de la vena.

"Salí de la operación muy débil, muy mal. A mi mamá, a mi familia le dijeron que me operaron de emergencia porque era un sarcoma, un cáncer muy fuerte e incluso que iba a hacer metástasis por todo el cuerpo", subrayó.

Gaby, como es conocida por sus amigos, dice que recuerda muy poco esos momentos, pero lo que recuerda es que le dolía mucho el cuerpo y que no tenía fuerzas “ni para morir”.

​"A mi familia le dijeron que se despidiera de mí, prácticamente yo estaba agonizando. Cuando le dijeron eso mi mamá, se desmayó; mi hermano no lo quería creer, no me quería dejar, fue horrible. Yo estaba tan, tan mal que no tenía fuerzas ni para morir. Sabía que eso era lo que seguía. Recuerdo una noche estaba muy mal, cerré mis ojos y le dije a Dios: Señor, déjame descansar, pero si tienes un propósito de vida para mí, dame fuerza. Le pedía a la Virgen de Los Ángeles, estaba agonizando y la Virgen me sacó de ahí, por intercesión", dijo.

La familia de Boza aprovechaba las mañanas para acompañarla en el centro médico, pero cuando llegaba la noche, le tocaba quedarse sola, momentos que ella aprovechaba para orar. Un día, su familia decidió ir a la Basílica de la Virgen de Los Ángeles a pedir por la salud de ella y le trajeron “galones de galones” de agua bendita. Gabriela empezó a tomarse una botella de agua bendita todos los días.


Gabriela Boza el día de su salida del hospital. 

"Hubo un punto en el que me inflamé tanto que mis hermanos entraron a verme y no me reconocieron. Mi cuerpo no tenía oxígeno. Yo seguía con fe, pero mi cuerpo empezó a colapsar, entonces deciden operarme nuevamente, me operaron jueves, de nuevo el sábado y otra vez el lunes, tres veces seguidas. Saliendo me da un shock séptico, es como que los órganos colapsan, los riñones se llenan de líquidos. Ahí me operan de nuevo para drenar los órganos. Luego los doctores me decían que a mi me pasó todo lo que no me tenía que pasar y salí de ahí, de la mano de Dios y de la Virgen. Los doctores no creían que sobreviviera, pocos sobreviven a esos shocks.

"Mi familia no se despegaba de mi porque les decían que yo no amanecía, todos los días era lo mismo. Mi hermano decía que no me iba a soltar, que la Virgen estaba conmigo. Fueron tantas oraciones de mis amigos, conocidos y familiares que el milagro se dio. Dios conoce los anhelos de nuestros corazones. Me hicieron nuevamente una bipsia y negativa. Yo empecé a mejorar y los doctores indicaron que sí era un tumor benigno, pero que la magnitud del tumor fue lo que hizo estragos. Mi mamá cree fielmente que era cáncer y que la Virgen cambió ese diagnóstico", mencionó Boza.

Gabriela es abogada y emprendedora. Luego de un mes y medio en Cuidados Intensivos y días de reposo, pudo volver a sus labores diarias y agradece a Dios y a la Negrita el milagro. Ella cree que está viva para dar su testimonio.

Todo pasó cuando la sancarleña tenía 28 años, hace dos años. Agradece eternamente a su familia por no haber soltado su mano y ahora intenta que su vida sea un reflejo de la obra de Dios.

"El año pasado pudimos hacer la Romería, poder caminar, tener salud, energía, son cosas que damos por hechas, pero luego de pasar tanto tiempo en cama aprendí a valorar más la vida", finalizó.

​Gabriela y su familia en la Basílica. 

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