POR José Miguel Cruz | 13 de junio de 2024, 18:55 PM

El 9 de septiembre hace 75 años, nació Luis Paulino Castro Chang. Este hombre, padre de dos hijas y un hijo, abuelo de cuatro nietos, y esposo con 50 años de matrimonio, tiene una historia que habla de lucha y sobrevivencia, pero también de pasión. 

Cantante de ópera, estudió música en la UCR. Pero su vida dio un giro inesperado cuando A sus 23 años empezó con malestares en su garganta. Ciclos de sufrimiento culminaron en un diagnóstico desgarrador: cáncer. 

Fue intervenido con urgencia al Hospital México el 24 de abril del 2018, donde le sacaron sus cuerdas vocales, esto implicaría que nunca más volvería hablar.

En medio de la oscuridad de la enfermedad, Luis Paulino encontró una luz de esperanza. Desafiando las probabilidades y los pronósticos, se embarcó en un viaje de recuperación que lo llevó a explorar caminos insospechados. 

Un año de arduo trabajo le devolvió la capacidad de hablar y, sorprendentemente, de volver a emitir sonidos. La inspiración llegó de donde menos se esperaba: en la naturaleza de los cerdos, encontró el secreto para sus primeras vocalizaciones.

Su experiencia como cantante de ópera no solo le dio la pasión por la música, sino también el conocimiento de la posición de las vocales para cada sonido. Con esta invaluable lección, logró reconectar con los sonidos y poder comunicarse verbalmente. 

Pero la historia de Luis Paulino va más allá de la superación personal. Su deseo de ayudar a otros que atraviesan circunstancias similares lo llevó a escribir canciones, incluyendo una dedicada a la laringectomía, una experiencia compartida con su amigo y compañero músico, Gerardo Mora. 

La música se convirtió así en una herramienta de sanación y conexión con los demás.
Un momento que guarda con cariño es cuando, con su garganta aún afectada, decidió cantar el Ave María en la boda de su hijo. 

Hoy, el deseo de Luis Paulino es inspirar a otros, demostrar que el silencio no es el final y que, con perseverancia y esperanza, es posible volver a hablar, volver a cantar y, sobre todo, volver a vivir. Y aunque su voz pueda no ser la misma de antes, su determinación sigue resonando con mucha más fuerza.


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