José Daniel Aldaro tiene apenas nueve años y es vecino de Turrúcares. Él asegura que, cuando tenía tres años y medio, mientras dormía, soñó con Jesús, quien le pidió que fuera sacerdote.
Al día siguiente, le contó a sus padres, una pareja de contadores que lo apoyó y creyó en él. Desde entonces, poco a poco, fue llenando su vida de amor a la Iglesia, a las imágenes y a la Eucaristía.
José Daniel hace misas para su familia desde los cinco años, tiene trajes de sacerdote y realiza toda la homilía al pie de la letra, hasta explica el evangelio, y la consagración la hace con una galleta y jugo de uva.
En la comunidad, él es monaguillo y los sacerdotes lo aprecian mucho, tanto que hasta realiza los rosarios.