POR Johnny López | 7 de noviembre de 2024, 18:30 PM

En el barrio Bella Vista de Aserrí, las tardes se llenan de aroma a café y nostalgia en el hogar de Álvaro Jiménez Cubillo, de 56 años, y su esposa, Lorena Ureña Barrios, de 50. 

Su casa, un verdadero museo viviente, es un testimonio de la Costa Rica de antaño, donde cada rincón cuenta una historia (repase la nota completa en el video adjunto).

Las imágenes revelan a Ureña palmeando tortillas en la cocina de leña, el sonido del maíz siendo trabajado en las manos expertas que han hecho de este acto una tradición familiar. 

En un segundo plano, don Álvaro revisa con esmero su colección de discos, listos para amenizar la tarde con melodías del pasado. Al salir de la cocina, doña Lorena lo llama con cariño: “¡Varo, ya está el café!”, y la respuesta de él es un claro reflejo de la calidez que reina en su hogar: “Bueno, bueno, ya voy para allá”.

“Han pasado 30 años desde que comenzamos a convertir nuestro hogar en un rincón típico. 

“Muchos de los objetos que tengo aquí han llegado sin buscarlos. A veces, la vida te sorprende”, indicó. 

Su colección incluye desde vasos antiguos hasta billetes de épocas pasadas, cada uno con su propio relato y significado.

La casa, que podría ser considerada un museo, está llena de curiosidades que evocan la historia costarricense: desde utensilios de cocina que han pasado de generación en generación hasta adornos que reflejan la cultura local.

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A lo largo de estos años, el grupo ha realizado más de 900 presentaciones, tanto dentro como fuera de Costa Rica.