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De profesora de Español a escritora
Con 21 años de residencia en Cóbano, Ana Luz Guerrero ha dejado una marca indeleble en la comunidad.
En el cantón de Acosta, la historia de Marta Morales, una mujer de 79 años, resuena como un testimonio de generosidad y fortaleza. Su hogar, la primera casa de su tipo en la región, construida con madera de San Carlos hace más de 60 años, es un símbolo de tradición y hospitalidad.
Doña Marta, como es llamada por sus amigos, es conocida por varias razones, entre ellas, sus famosos gallos campesinos a la leña que vende por encargo. Esta delicia culinaria ha deleitado a muchas personas y es solo una muestra de su amor por la cocina y por mantener vivas las tradiciones locales.
Su casa aún se conserva en el centro de Acosta, ella es madre de cinco hijos y enviudó hace 15 años. Sin embargo, la vivienda ha sido mucho más que un hogar familiar: ha sido un refugio para cientos de personas.
Doña Marta ha dado posada a jóvenes para que pudieran continuar sus estudios, ha acogido a quienes se quedaban varados tras perder el bus y ha cuidado de enfermos en sus últimos días.
Su humildad, laboriosidad y fe católica son el núcleo de su carácter. Ella asegura que su casa sigue abierta para quien necesite posada, manteniendo vivo el espíritu de ayuda y comunidad que siempre la ha caracterizado.
La historia de Morales es un recordatorio de la bondad y el altruismo que aún existen en nuestro mundo. Su vida y su hogar continúan siendo un faro de esperanza y hospitalidad para todos los que la conocen.