POR José Miguel Cruz | 15 de abril de 2025, 18:55 PM

En la casa de doña Teresita Chaves, la Semana Santa se vive con el aroma inconfundible de la sopa de bacalao. Junto a su hija mayor, María Serrano Chaves, mantienen viva una tradición que trasciende el tiempo y las generaciones (ver nota completa en el video adjunto).

“El secreto está en los buenos olores y en lavar el bacalao tres veces con agua caliente”, comparte doña Teresita, mientras prepara con esmero este platillo que no puede faltar en su mesa durante la Semana Mayor.

El consumo de bacalao durante la Semana Santa tiene sus orígenes en la Edad Media, cuando la Iglesia Católica promovía la abstinencia de carne roja durante la Cuaresma. El bacalao, al ser un pescado que podía conservarse salado durante largos periodos, se convirtió en una alternativa popular en Europa y, posteriormente, en América Latina.

En Costa Rica, especialmente en regiones como Limón y Cartago, el bacalao se ha integrado en la gastronomía local, dando lugar a platos como el ñame con bacalao y la sopa de bacalao, que combinan ingredientes autóctonos con influencias traídas por la colonización y el mestizaje cultural. 

La sopa de bacalao de doña Teresita no solo es una delicia culinaria, sino también un símbolo de identidad y cohesión familiar. Preparada con bacalao, papas y verduras frescas, esta sopa representa la unión de sabores y tradiciones que caracterizan la Semana Santa costarricense.

“Cada cucharada nos conecta con nuestros antepasados y con los valores que nos han transmitido”, afirma María, destacando la importancia de preservar estas costumbres en las nuevas generaciones.

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