POR Juan Carlos Zumbado | 1 de agosto de 2024, 18:55 PM

En el territorio indígena Brunka, en el pueblo Rey Curré, vive Ana Rojas, una de las últimas tejedoras de la tercera edad en su comunidad. A sus 76 años, Rojas no solo teje historias con sus manos, sino que también conserva y transmite una tradición centenaria.

Desde muy temprana edad, ella comenzó a tejer. Con solo 10 años, aprendió el arte del tejido observando a las mujeres de su familia, quienes le enseñaron los secretos y técnicas de un oficio que ha pasado de generación en generación. 

​"Tejer es parte de nuestra identidad, es una forma de mantener viva nuestra cultura y nuestra historia", dijo con orgullo.

En el patio de su casa, ella y su familia siembran las plantas necesarias para la creación de tejidos y la elaboración de tintes naturales. 

El algodón y el índigo son solo algunos de los ingredientes que utiliza para dar vida a sus coloridas creaciones (repase la información completa en el video adjunto).

La preparación de estos materiales es un proceso meticuloso que requiere paciencia y dedicación, cualidades que Ana, como la conocen sus vecinos, ha perfeccionado a lo largo de sus más de 60 años de experiencia.

Rojas también es maestra. Durante décadas, ha compartido su conocimiento con las nuevas generaciones, asegurándose de que el arte del tejido no se pierda. 

"Enseñar a otros me llena de alegría. Es mi manera de asegurarme de que nuestra cultura perdure", concluyó.

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