Internacional
Wenger, el orgulloso revolucionario del fútbol inglés
El doble naufragio la temporada pasada ante el Bayern Múnich en Champions (5-1 y 5-1) multiplicó sus detractores
Londres, Reino Unido | De total desconocido a su llegada en 1996 a subir a los altares de la historia del Arsenal: Arsene Wenger, de 68 años, revolucionó el club y lo llevó a la cima a principios de los años 2000, pero las últimas temporadas han sido difíciles para el emblemático técnico francés.
Cuando aterrizó, los tabloides pronosticaban que el desconocido entrenador procedente del fútbol japonés duraría un par de semanas, una temporada como mucho.
Pero el austero y elegante Wenger llevó su estilo al equipo, plasmando su huella en todos los ámbitos, desde los fichajes hasta la modernización de las infraestructuras, pasando por la salud de los jugadores.
Introdujo el concepto de nutrición en un fútbol inglés de los 90 en el que no era raro que los futbolistas comieran el tradicional 'fish and chips' y se hidrataran con cerveza.
Con Wenger también llegaron en masa los jugadores extranjeros, especialmente franceses, una estrategia que abrió los ojos a toda la Premier League: Los talentos continentales podían adaptarse al físico juego inglés.
No es exagerado decir que Wenger modernizó la Premier League.
- Edad de oro -
Los resultados respaldaron su propuesta. El hijo de Alphonse y Louise, restauradores en Duttlenheim (Alsacia), llevó a los Gunners a tres títulos; en 1998, 2002 y 2004, el año de los 'Invencibles', equipo que conquistó la Premier League sin perder.
El armario de trofeos se llenó con cuatro Copas hasta 2006, cuando el equipo optó al premio mayor, la Liga de Campeones, pero perdió la final contra el Barcelona.
"Es un conseguidor de milagros que ha revolucionado el club", aseguró el antiguo presidente David Fein.
Pero el cuento de hadas comenzó a oscurecerse a partir de esa final, primero con algunos síntomas y después completamente. El club sufrió una crisis económica y los fichajes de Wenger dejaron de ser acertados.
A diferencia de sus rivales, el francés, licenciado en economía y gestión, nunca enloqueció en la carrera por fichar sin importar el precio y siempre dio prioridad a tener un club saneado.
Obligado a vender a sus mejores hombres (Van Persie, Cesc Fabregas, Nasri, etc.) para equilibrar las cuentas y pagar la construcción del Emirates Stadium, el Arsenal se distanció de las otras potencias inglesas.
Pero los aficionados se impacientaron y empezaron a criticar al hasta entonces intocable Wenger, algo convertido en habitual en los últimos años.
El doble naufragio la temporada pasada ante el Bayern Múnich en Champions (5-1 y 5-1) multiplicó sus detractores. El equipo no pasa de los octavos de la máxima competición desde 2010.
- 'Sufrimiento y más sufrimiento' -
"Sufrimiento y más sufrimiento, esa es la historia reciente de Wenger", escribió The Mirror sobre la última etapa.
A pesar del tiempo que ha tardado en dar un paso atrás, Wenger no perdió su dignidad.
Este curso, sin jugar la Champions tras 19 participaciones consecutivas, el francés renovó su contrato hasta 2019.
Pero el equipo, un prodigio de irregularidad, vegeta por la sexta posición, a 14 puntos de la 'zona Champions' y a 33 unidades del ya campeón Mánchester City.
En marzo la Arsenal Supporters Trust, la mayor asociación de aficionados, hizo pública una encuesta a más de 1.000 miembros: el 88% pedía la salida de Wenger al final de temporada.
Ahora Wenger espera cerrar su historia con el Arsenal de la mejor manera, con un triunfo en la Europa League, el que sería su primer trofeo europeo. Disputa la semifinal contra el Atlético. En sus manos el broche de oro a una trayectoria histórica.