POR AFP Agencia | 2 de noviembre de 2017, 4:40 AM

El presidente estadounidense Donald Trump pidió el jueves la pena capital para el uzbeko que arrolló peatones y ciclistas con una camioneta en Manhattan, un ataque cometido en nombre del Estado Islámico y planeado durante un año.

El atentado dejó ocho muertos: cinco argentinos que celebraban junto con amigos su graduación de la secundaria hace 30 años, una belga de 31 años madre de un bebé y un niño pequeño y dos estadounidenses -un joven recién graduado como ingeniero en sistemas y un empleado de Moody's de 32 años-.

Otras 12 personas resultaron heridas, y varias están hospitalizadas en estado grave en el peor atentado cometido en Nueva York desde que Al Qaida derribó las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001.

El atacante, Sayfullo Saipov, de 29 años, fue presentado ante una jueza la noche del miércoles, en silla de ruedas tras recibir el alta del hospital donde fue operado luego de ser baleado en el estómago por un policía durante su arresto. 

Un máximo de víctimas

La fiscalía presentó cargos de terrorismo contra Saipov, que dijo a los investigadores que planificaba el atentado desde hacía un año, que se inspiró en el grupo yihadista EI para cometerlo el día de Halloween, que buscó "causar el máximo de víctimas", y que estaba "satisfecho" de lo que hizo.

En el bolso y la camioneta de Saipov se hallaron cuchillos y celulares con miles de imágenes de propaganda y unos 90 videos con combatientes del EI arrollando prisioneros con un tanque, decapitándolos y disparándoles en la cara.

En su habitación de hospital, el atacante pidió desplegar la bandera negra del EI.

Sapipov nunca había sido investigado por el FBI, que buscaba y halló el miércoles a un segundo uzbeko en relación al atentado, Mukhammadzoir Kadirov, de 32 años.

Podría ser condenado a un máximo de cadena perpetua. Investigadores federales pueden también pedir la pena de muerte.

Tras haber indicado inicialmente que Saipov podría terminar en la prisión militar para sospechosos de terrorismo en Guántanamo, Cuba, Trump insistió en que debe ser condenado a muerte.

"Me encantaría mandar al terrorista de NYC a Guantánamo pero estadísticamente ese proceso lleva mucho más tiempo que pasar por el sistema federal", escribió Trump el jueves en su cuenta Twitter.

"También hay algo apropiado en mantenerlo en el hogar del horrible crimen que cometió. Hay que avanzar rápido. ¡PENA DE MUERTE!", añadió el presidente, que tachó a Saipov de "animal".

El presidente anunció asimismo que inició el proceso para terminar el popular programa de asignación de "green cards" o visas de residencia por lotería a través del cual Saipov entró al país.

El programa, creado en 1990, otorga permisos de residencia permanente a unos 50.000 solicitantes cada año, y abre la puerta para que sus familiares los sigan.

Trump ya redujo la cifra de entrada de refugiados en más de 50%, endureció los requisitos para otorgar visas e intentó prohibir la entrada de viajeros de 11 países. Pero no Uzbekistán, de mayoría musulmana, un país de la exURSS que tiene frontera con Afganistán.

“Una escena dantesca”

La ciclovía de Bajo Manhattan donde ocurrió el ataque fue reabierta el jueves. Algunos neoyorquinos dejaban flores contra una bicicleta blanca que estaba en el lugar antes del atentado. Una bufanda celeste y blanca de la selección de fútbol de Argentina fue atada a una señal de tránsito.

"Los terroristas quieren que cambiemos nuestras costumbres, quieren que vivamos con miedo, y sería un error ceder a eso", dijo Jake White, un ciclista que se paseaba por el lugar.

Los ocho que resultaron fallecidos paseaban en bicicleta en el momento del ataque. La intención de Saipov era embestir más personas hasta llegar al puente de Brooklyn, pero se estrelló contra un bus escolar, lo cual le obligó a detenerse.

Los argentinos que sobrevivieron "recuerdan una escena dantesca, casi infernal, en la cual los cuerpos estaban en el piso, la sangre estaba allí, se produjo un tiroteo con el conductor de la camioneta", contó el cónsul argentino Mateo Estremé.

“Es aburrido aquí”

Saipov llegó a Estados Unidos en 2010 y según el gobernador Andrew Cuomo comenzó a radicalizarse en este país.

Según The New York Times, cuando llegó a Ohio, Saipov era un contador musulmán moderado de una familia de clase media y tenía grandes sueños, pero las cosas no resultaron ser como él pensaba.

La prensa uzbeka dice que Saipov fue educado en una familia "moderna" y "laica" y que no iba a la mezquita. Sus padres venden ropa en un mercado. "Los Saipov son una familia promedio. No son tan religiosos, no siguen los cinco pilares del Corán", dijo una vecina a una radio uzbeka.

Según el Times, en Estados Unidos su carácter se tornó violento, perdió empleos y un imán se preocupaba porque malinterpretaba el Islam de forma creciente.

En Ohio trabajó como camionero y se casó con una uzbeka en 2013, con quien tuvo tres hijos.

Cometió varias infracciones de tránsito y la familia se mudó a Paterson, Nueva Jersey para estar más cerca de familiares, pero Saipov seguía descontento.

"Es aburrido aquí", decía a familiares y amigos, y quería regresar a Uzbekistán, según el Times.