Deutsche Welle
También los animales huyen de la guerra en Ucrania
No solo millones de personas huyen de la guerra, sino también animales, y en cantidades sin precedentes. A Alemania llegan ahora gatos, perros e incluso osos.
Tal vez tampoco Luna pueda olvidar las dos semanas de su huida. La abrupta partida de Járkov, asediada por duros combates, el viaje en un tren atestado de gente, en los brazos de Adana, la llegada a Colonia, tras escalas en Polonia y Hanóver.
Ahora, Luna, una Jack Russell Terrier de solo seis meses, salta de un lado a otro en una vivienda del norte de Colonia. Para Adana, una joven de 21 años que huyó de Ucrania con su madre y dos hermanos pequeños, es mucho más que un perro: es un rayito de luz y una tabla a la que aferrarse en estos duros tiempos.
Apoyo emocional para los refugiados
Luna fue un regalo de año nuevo para Adana y sus tres hermanos. El mayor, de 18 años, tuvo que quedarse en Ucrania. Cuando la familia llegó, agotada, a Colonia, fue justamente gracias a su mascota que recibió directamente un alojamiento: Jan, uno de los ayudantes que se ocupan de los refugiados, se fijó en el perrito.
"Me imaginé que, si tuviera que huir, naturalmente me llevaría a mis dos perros. Además, había leído que a familias con mascotas les resultaba especialmente difícil encontrar un alojamiento. Por eso me quedó claro que quería recibir a una familia así”.
Ahora Luna vive con otras dos perritas de su raza: Wanda, que viene de Londres, y Lilou, oriunda de París. Jan, que es fotógrafo, despejó su taller para albergar a la familia de refugiados. La primera salida de Luna fue para ir al veterinario. "La vacunamos contra la rabia, porque sabíamos que no tenía esa vacuna”, cuenta Jan. Y agrega que dos días después, la veterinaria lo llamó para decirle que tenía que registrarse y pasar tres semanas en cuarentena.
No todas las familias de refugiados con mascotas tienen tanta suerte. Si en lugar de conseguir un alojamiento privado deben permanecer en un albergue, no pueden llevar allí a sus animales. Está prohibido, entre otras cosas porque, a diferencia de Alemania, Ucrania no es considerado aún un país libre de rabia, una enfermedad infecciosa viral.
Y eso supone un trauma adicional para los niños ucranianos. Thomas Schröder, presidente de la federación alemana protectora de animales, pide por eso que a las familias que han logrado huir con sus mascotas se les asigne un alojamiento donde puedan permanecer juntos.
Restricciones de entrada
El problema se complica aún más cuando los refugiados han tenidos que dejar a sus mascotas en asilos de animales en Ucrania. Alguien que puede confirmarlo es Babette Terveer, presidenta de la organización "Notpfote Animal Rescue". La defensora de los animales, que ha recibido un premio por su labor en Renania del Norte Westfalia, está por segunda vez de camino a Ucrania para rescatar a 35 perros.
"Debido a la rabia, Alemania no permite la entrada directa de animales que provienen de asilos ucranianos, sino que insiste en que deben mantener una cuarentena de 30 días en países de la UE como Hungría. Allí tenemos que volver a vacunarlos, aunque tengan vacunas vigentes y documentadas”, lamenta.
Terveer emprendió hace dos semanas su primera misión de rescate. Pudo sacar de Ucrania a 35 perros, procedentes de asilos de animales de Kiev y tuvo que dejarlos en cuarentena en Hungría. Pero trajo en su viaje de regreso a seis personas que huían con sus mascotas, entre ellas una mujer y su inseparable pastor alemán.
"Todos los que huyen están exhaustos, tanto los humanos como los animales. Muchos animales simplemente son transportados en bolsas de hacer compras, porque en la huida todo debe marchar rápido”, explica la defensora de animales. Y cuenta que también hay personas que asumen el riesgo y viajan a Kiev cada dos días para evacuar perros de la ciudad.
Tres osos encuentran refugio en Alemania
¿Pero qué ocurre con los animales que no son mascotas, que pesan más de 100 kilos y se ven de pronto en medio de una guerra? Si tienen suerte, pueden contar con la ayuda de personas como Magdalena Scherk-Trettin. Ella es coordinadora del proyecto de animales salvajes de la organización "Vier Pfoten" (Cuatro patas) y se ha convertido en salvadora de osos.
"Ya desde antes del inicio de la guerra teníamos estrecho contacto con nuestros socios de Ucrania, de modo que estábamos preparados para lo peor. Cuando estalló la guerra, nos contactó una organización que tenía un centro de protección en la región de Kiev con siete osos. Tenían mucho miedo de que les sucediera algo a los animales. Los evacuamos y los llevamos a un centro en Lviv”, relata.
Ese centro se ocupa de 30 osos que "Vier Pfoten" ha salvado del cautiverio en Ucrania. Tres osos siguieron viaje rumbo a Alemania. Asuka y Popeye se encuentran ahora en un parque especializado de Turingia y Malvina se repone de los sobresaltos en un centro de protección de animales de Schleswig-Holstein.
"Popeye y Asuka todavía están en cuarentena, pero dentro de poco podrán dejarla. Se han acostumbrado rápidamente a su nuevo entorno y son muy activos”, cuenta Scherk-Trettin, acotando que, tras el estallido de la guerra en Ucrania, por lo menos para estos osos hay un final feliz.
(ers/ms)