POR Teletica.com Redacción | 5 de diciembre de 2017, 16:55 PM

Un niño de 12 años llegó a la puerta de la casa de un agente policial en Santa Ana, El Salvador.

No llegó  jugar ni a pedir un favor. Llegó un claro mensaje: si en 48 horas él y su familia no abandonaban la casa, los mareros lo matarían. 

El pequeño dio media vuelta y se marchó. Y consigo dejó una estela de angustia y zozobra, aunque eso desencadenó en una decisión que no tenía marcha atrás: abandonar la casa cuanto antes, informó El Diario de Hoy en su edición de este martes.

El oficial dejó su casa con un sinsabor, porque había elevado lo ocurrido a sus superiores y no recibió respaldo.

El agente no quiso terminar como el oficial Rigoberto Antonio Alcántara, quien fue asesinado el pasado 11 de octubre.

Alcántara huyó de una localidad y se fue a otra por amenazas de los pandilleros. Luego, donde estaba fue amenazado y huyó a otro poblado. Y se fue a un tercer pueblo, donde los mareros lo asesinaron. 

Este agente también pidió apoyo de sus superiores pero no tuvo ayuda.

Y los oficiales que deciden quedarse a vivir en sus casas y en zonas donde hay presencia de mareros son obligados a pagar un peaje de entre $25 y $40 al mes. 

Foto de El Diario de Hoy