POR AFP Agencia | 12 de febrero de 2016, 13:44 PM

El papa Francisco llegó este viernes a México para una esperada visita de seis días, donde una multitud de jubilosos fieles lo esperaban en las calles, después de su histórico encuentro en Cuba con el patriarca ortodoxo ruso Kirill.

El pontífice argentino fue recibido en el aeropuerto de la capital mexicana por el presidente Enrique Peña Nieto y la primera dama Angélica Rivera, mientras un grupo de mariachis y bailarinas hacía una presentación tradicional y una multitud de fieles le gritaban "esta es la juventud del papa".

Un día antes de la llegada del prelado, México vivió un trágico episodio que recordó el clima de violencia que golpea el país, cuando presos de la cárcel Topo Chico de la ciudad norteña de Monterrey se enfrentaron con bates y cuchillos, en una batalla campal que dejó 49 muertos y 12 heridos.

El papa, que este viernes lamentó los hechos en una carta, tiene previsto hacer una visita a la cárcel de Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos, que hasta hace pocos años era considerada una de las más violentas de América Latina.

Francisco fue recibido con explosiones de júbilo, luces de linternas y celulares por fieles mexicanos que llegaron al aeropuerto antes de que el pontífice recorra las calles de la capital en el "papamóvil".

En el sur de la capital mexicana, una valla metálica bordeaba varios kilómetros de calles donde decenas de jóvenes católicos, vistiendo gorras y pañoletas amarillas y blancas, se aprestaban para recibir a su líder religioso.

"Es muy emocionante verlo. Siempre recibes una vibra muy especial, de puro amor", dice Laura Jiménez, una entusiasta joven de 17 años.

"¡Se ve, se siente, el papa está presente!", gritaba otro grupo de católicos que llevaba varias horas bajo el sol, incluso con niños y ancianos. 

Esta será la séptima visita de un pontífice a México, el segundo país más católico del mundo después de Brasil, con unos 100 millones de bautizados.

Cita de contrastes.

El prelado, en su primera visita a México desde su elección como líder católico en marzo de 2013, tiene previsto encontrarse el sábado con el presidente Peña Nieto en el palacio nacional, un encuentro que podría ser un bálsamo para el atribulado líder mexicano.

"La cita en el Palacio Nacional ofrece un contraste del papa Francisco como el líder más popular del mundo y el presidente Peña Nieto como un jefe de estado impopular que ha sufrido un golpe tras otro", comentó a la AFP Andrew Chestnut, profesor de estudios religiosos de la Universidad de la Mancomunidad de Virginia.

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Citando el motín carcelario del jueves en Monterrey, Chestnut destacó que "es el presidente mexicano el que más tiene que ganar al aparecer junto a una de las figuras más populares del mundo".

Además de la capital, donde el sábado oficiará una misa en la Basílica de Guadalupe, el Papa visitará el domingo la localidad de Ecatepec, en la periferia capitalina, que está ensombrecida por una ola de feminicidios, y el lunes estará en San Cristóbal de las Casas, en el empobrecido estado indígena de Chiapas (sur).

El martes, el Papa irá a Morelia, en el violento estado de Michoacán (oeste) y acabará su visita en la fronteriza Ciudad Juárez, donde realizará una simbólica misa en el borde de la frontera con Estados Unidos por donde miles de migrantes cruzan clandestinamente cada año.

Puntos altos de la visita son "Ciudad Juárez, la Basílica de Guadalupe y San Cristóbal. Chiapas sobresale porque engloba todos los grandes temas papales como la pobreza, la injusticia social, los derechos indígenas y la migración centroamericana", destacó Chestnut.