POR Agencia EFE | 12 de febrero de 2015, 12:10 PM

Washington, 12 feb (EFE).- Tres estudiantes musulmanes asesinados en un apartamento cerca del campus de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill (EE.UU.) fueron despedidos hoy en un funeral con la asistencia de miles de personas, mientras la Policía prosigue sus investigaciones para aclarar los motivos del asesinato.

Mohammed Abu-Salha, padre de dos de las víctimas, Yusor Mohammad Abu Salha, de 21 años, y su hermana, Razan Mohammad Abu Salha, de 19 años, declaró a los medios locales que cree que el asesinato, que ha impactado a esta pequeña comunidad cercana a Raleigh, fue un "crimen de odio" motivado por la religión.

"Papá, creemos que nos odia por lo que somos y por nuestra apariencia", dijo el padre de una de las víctimas que le había dicho anteriormente su hija en referencia al autor de los disparos, Craig Stephen Hicks, quien se entregó a las autoridades tras matar en la noche del martes a Deah Barakat, de 23 años, y a las dos mujeres.

En una declaración transmitida por el canal de televisión local WRAL, Suzanne Barakat, hermana de una de las víctimas y que, al igual que las dos jóvenes asesinadas, cubría su cabeza con una hijab y vestía del modo tradicional árabe, instó también a las autoridades a investigar "este crimen de odio execrable y sin sentido".

Barakat, estadounidense de origen sirio y estudiante de segundo año de odontología en la Universidad Estatal de Carolina del Norte, hacía sólo dos meses y medio que era el marido de Yusor Mohammad Abu Salha y cuñado de Razan Mohammad Abu Salha, según recordó su hermana.

Sin embargo, la esposa del agresor, Karen Hicks, declaró que su marido, de 46 años, había tenido disputas relacionadas con los estacionamientos con varios vecinos, de todas las religiones y su abogado, Rob Maitland, insistió en que el crimen "no tiene nada que ver con las creencias religiosas de las víctimas, sino que fue una disputa por un estacionamiento".

La Policía, que ha pedido ayuda a la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), ha dicho que aún investiga todo tipo de móviles, incluidos los relacionados con el odio racial o religioso, pero que parece haber sido una disputa por los estacionamientos.

El crimen ha sacudido a la comunidad y hoy más de 5.000 personas asistieron a un servicio religioso de oración en honor a las víctimas, que empezó en las instalaciones de una mezquita y que, debido a la enorme cantidad de asistentes, se trasladó al cercano campo de atletismo de la Universidad Estatal de Carolina del Norte.

Allí, donde se había colocado una enorme lona para permitir que los participantes se arrodillaran para rezar mirando al este, fueron trasladados también los tres ataúdes con los restos de los jóvenes, que fueron colocados frente a un escenario cubierto.

El padre de las dos jóvenes se dirigió a los presentes y dijo que su dolor es indescriptible e insistió en que se trató de un crimen motivado por la religión que profesaban los jóvenes.

El jefe de la Policía, Chris Blue, también se dirigió a los presentes para prometerles una investigación exhaustiva del incidente sin descartar ninguna hipótesis.

Tras el oficio religioso, una docena de personas trasladaron los féretros a los coches fúnebres, que los llevaron al cementerio musulmán de Raleigh.

Dada la naturaleza del crimen, nada más conocerse, el Consejo de Relaciones Islámico-Estadounidenses (CAIR) instó a atajar las especulaciones sobre posibles motivaciones religiosas.

"Basados en la brutal naturaleza del crimen, los pasadas declaraciones antirreligiosas del supuesto autor, la vestimenta religiosa de las víctimas, urgimos a las fuerzas de seguridad a atajar rápidamente la especulación sobre prejuicios religiosos en este caso", indicó Nihad Awad, presidente del CAIR en un comunicado.