Internacional
La gran mentira de Carlos Kaiser: 13 años en el fútbol sin jugar un solo minuto
Estuvo en casi 11 equipos donde fingió estar lesionado, pero viviendo la escandalosa vida de un futbolista sin tener habilidades con el balón.
“Kaiser, el mejor futbolista que nunca jugó un partido”. Este es el tajante título de una película estrenada en el 2018 y que narra una historia extraordinaria de mentiras y estafas con las que se puede resumir la carrera del brasileño Carlos Henrique Raposo, apodado Kaiser, al mejor estilo del alemán Franz Beckenbauer para adornar todavía más la ironía.
Carlos Kaiser tuvo una sorpresiva carrera de 13 años donde no solo engañó a equipos de Brasil como Botafogo, Flamengo, América, Bangu, Fluminense y Vasco da Gama; sino que también llegó a prestar servicios a clubes de Estados Unidos, Francia y México.
Destacan medios como Marca, Mundo Deportivo, Milenio y El Tiempo que lo más increíble de todo es que no llegó a jugar ni un solo minuto en el terreno de juego, pese a vivir una vida de futbolista e ídolo deportivo.
"Los clubes han engañado y engañan mucho a los futbolistas. Alguno tenía que vengarse por todos ellos", se justificó Carlos Kaiser (2 de abril de 1963) con Rob Smyth.
Maestro del engaño.
Raposo nació en 1963 y a sus 10 años comenzó a entrenar con las categorías juveniles del Botafogo. Sin embargo, su primera decepción ocurrió cuando se dio cuenta de que su madre se había llevado, junto a su representante, más del 80% de sus primeras ganancias.
A partir de ese momento, Kaiser trazó un nuevo objetivo: vivir del fútbol, pero sin jugarlo. Y vaya si lo hizo bien.
Su forma de operar era simple, pero muy efectiva para la época. Buscaba que lo ficharan, luego fingía una lesión en su primera práctica y a partir de ahí mantenía el teatro.
Así estuvo por un año, hasta que, sin explicación alguna, lo fichó el Flamengo, club al que llegó recomendado por su gran amigo, el exjugador brasileño Renato Gaúcho, donde estuvo otro año más cobrando grandes sumas de dinero.
De ahí dio el salto al fútbol internacional con el Puebla de México, donde estuvo por seis meses, pero llegó con un gran movimiento de prensa que lo presentó como un “as” del fútbol, pero con la peor de las suertes.
"Los jugadores lo sabían, pero todos eran amigos míos. Los periodistas (a los que pagaba para que le publicasen reportajes)... nadie me persiguió", explicó el estafador en declaraciones que destaca Marca.
Una vez estuvo cerca de descubrirse su engaño. Pero -en una movida increíble- se peleó con unos aficionados antes de saltar al terreno de juego, por lo que fue expulsado. Con aquella insólita movida, ganó tiempo.
"Engañé a los médicos. Hubo un tiempo en el equipo en el que militaba en el que realmente querían que jugara y tenía un amigo dentista. El presidente del club se me acercó y me dijo: '¡Tú nunca juegas!' Dije: 'Tengo el informe médico aquí y finalmente descubrieron cuál es mi problema. Es un problema dental'. Era pura mentira", explicó.
Era tanta la desesperación de los clubes por verlo jugar que una vez trajeron a un sacerdote de magia negra para que lo sanara de una lesión.
"Y en otro club en el que jugué, trajeron a un sacerdote de magia negra para realizarme rituales para que mi moretón sanara. Le estaban pagando bien, pero me acerqué a él y le dije: 'Toma tu dinero, amigo. No me pasa nada. Toma tu dinero y no te molestes en hacer lo tuyo porque tengo la intención de permanecer lesionado por el resto de mi vida'”, destacó Kaiser en declaraciones para el medio El Milenio de México.
“Adicto al sexo, como Michael Douglas”.
En una entrevista con The Sun de Inglaterra, el brasileño reconoció que era una gran estafa, pero que esto le permitió vivir una vida llena de desenfreno y juergas.
Kaiser aseguraba que vivió en clubes nocturnos todas las noches y que eso lo llevó a acostarse con más de 1.000 mujeres sin tocar nunca una pelota.
"Todas las noches estaba en clubes nocturnos hasta las primeras horas de la mañana, de lunes a lunes. Nunca estaba en condiciones de entrenar o jugar por la mañana.
"Me aseguré de que me vieran con los mejores futbolistas brasileños. El simple hecho de ser jugador de fútbol me convirtió en un imán para las mujeres. Era adicto al sexo, como Michael Douglas. Me acostaría con al menos tres mujeres al día", apuntó.
Su carrera llegó al final en 2003, cuando se alejó por completo de los reflectores y de la fama, eso sí, dejando una estela de leyenda en todo el mundo del fútbol.
Hoy, este afamado personaje del fútbol vive en Sao Paulo, donde trabaja como entrenador personal en diversos gimnasios, según cita el diario El Tiempo, y que aún goza de popularidad, pues, muchos se detienen a escuchar sus tremendas historias o más bien mentiras, bien contadas.