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La polémica comenzó cuando circularon fotos que lo mostraban en el aeropuerto de Houston y en un avión rumbo al famoso destino turístico tropical.
Es una decisión que va a sacudir y transformar a Uber y probablemente a otras empresas que también trabajan vía una aplicación. El Tribunal Supremo británico rechazó el viernes una apelación del gigante estadounidense de servicios de transporte y estimó que sus conductores pueden ser considerados empleados.
La justicia, por unanimidad, consideró que Uber no tenía razón y zanjó este asunto que comenzó en 2016.
Su decisión significa, por ejemplo, que los conductores, hasta ahora considerados trabajadores independientes, tendrán derecho a un salario mínimo o a vacaciones pagadas. Esta decisión podría sentar jurisprudencia y afectar a otras plataformas digitales.
"Ha sido una larga batalla pero terminó con una histórica victoria", se felicitó Mick Rix, del sindicato británico GMB.
Uber, que reivindica 45.000 conductores y más de 3,5 millones de clientes en la capital británica, había apelado ante el Tribunal Supremo tras haber perdido en dos ocasiones ante la justicia, en 2017 y 2018.
El Tribunal Supremo da por tanto la razón a un grupo de una veintena de conductores de Uber, que estimaban que merecían el estatuto de empleados, visto el tiempo que pasan conectados a la aplicación y al control que ejerce el grupo, por ejemplo, sobre su evaluación.
Uber declaró este viernes que respeta la decisión de la justicia británica y que va a iniciar consultas con sus conductores en el país.
"Vamos a consultar a todos nuestros conductores en el Reino Unido para entender qué cambios desean", dijo en un comunicado Jamie Heywood, responsable del grupo estadounidense para el norte y el este de Europa.
Uber mantuvo, a lo largo de esta larga batalla judicial, que los choferes son trabajadores independientes, que eligen sus horarios y lugares de trabajo y forman parte de varias aplicaciones al mismo tiempo.
A partir de ahora, quienes presentaron la denuncia podrán acudir ante un tribunal para obtener una indemnización y otros conductores podrán también pedir ante un juez que se les reconozca como empleados.
"Hemos obtenido la victoria que nos merecemos. Ser chófer Uber puede ser estresante", subraya Mark Cairns, un conductor en Londres desde hace cinco años, en una declaración a la agencia PA.
Para Sadiq Khan, alcalde de Londres, ciudad donde la licencia de Uber se prorrogó 18 meses en septiembre pasado después de cuestiones de seguridad, "es una decisión que marcará un hito".
"Los trabajadores de la economía GIG (pequeños trabajos) merecen los mismos derechos que los demás", según él.
Una mancha de aceite
Por tanto, la plataforma, que no es rentable en términos mundiales, podría verse obligada a aumentar sus tarifas en el Reino Unido, con el riesgo de perder clientes si sus competidores no se ven sometidos a las mismas reglas.
La decisión podría tener el efecto de una mancha de aceite que se extiende y afectar a otras plataformas digitales del país. Por ejemplo, los repartidores de la plataforma de entregas de comida Deliveroo ya están intentando beneficiarse de un convenio colectivo ante el Tribunal de apelación de Londres.
Por su parte, Uber ya explicó que ha cambiado ciertas maneras de operar desde que comenzó este asunto y que ahora, por ejemplo, los conductores, sin dejar de ser independientes, pueden elegir cuándo y donde trabajan y también acceder gratuitamente a una cobertura de salud así como a indemnizaciones durante sus bajas por maternidad o paternidad.
El lunes, el director general Dara Khosrowshahi detalló varias propuestas a los gobiernos y sindicatos de Europa. El objetivo es garantizar una remuneración transparente y justa de los conductores y darles más beneficios sociales.
Por ejemplo, la compañía desea crear un fondo financiado por el sector que permitiría a los trabajadores una mayor protección social, por ejemplo a tener vacaciones pagadas.
La idea es aplicar en Europa lo que se propuso en California, en Estados Unidos, aunque la tarea se prevé complicada.
En este estado norteamericano, se propuso una ley que forzaría a la plataforma a contratar a miles de conductores. Pero en un referéndum, los electores aprobaron el pasado noviembre otra solución presentada por Uber: que los conductores fueran independientes pero reciban compensaciones.