POR AFP Agencia | 29 de junio de 2024, 15:45 PM

Ausente de los dos últimos Mundiales, la Italia futbolística vivió una nueva gran desilusión este sábado con la eliminación en octavos de final de la Eurocopa-2024 ante Suiza (2-0), que confirmó el rumbo errático de un equipo antaño temible.

No hubo un segundo milagro para la Azzurra: salvados 'in extremis' en la fase de grupos de la eliminación gracias a un tanto marcado en el descuento ante Croacia (1-1), los ganadores de la anterior Eurocopa no tuvieron opción esta vez ante una Suiza que fue superior.

Hacía 31 años que Suiza no ganaba a su vecino, pero la racha terminó e Italia concluye su Eurocopa con un balance pobre de una victoria (ante Albania), un empate y dos derrotas. Con tres goles marcados y cinco recibidos.

Este nuevo fracaso se añade sobre todo a los dos traumas más recientes del equipo nacional: el desastre de San Siro (empate 0-0 contra Suecia, que había ganado 1-0 en la ida) y el naufragio de Palermo (derrota 1-0 ante Macedonia del Norte), que privaron a Italia de estar en las fases finales de los Mundiales de 2018 y 2022.

La Eurocopa en 2021 supuso, eso sí, un respiro con un inesperado título, superando a Inglaterra en la final de Wembley (3-2 en penales tras empate 1-1).

Pero el nivel mostrado por Italia en los últimos años quedó simbolizado por ejemplo en el partido ante España en esta Eurocopa, donde el corto resultado a favor del equipo de Luis De la Fuente (1-0) no reflejó la abismal diferencia de juego entre ambas selecciones.

Dimisión sorpresa de Mancini.

En el fútbol de clubes, Italia ha remontado algo el vuelo en los últimos años, con el Inter de Milán siendo subcampeón de Europa en 2023 y con un título del Atalanta en la Europa League en este 2024, pero en el fútbol de selecciones los resultados no están a la altura de un equipo nacional cuatro veces campeón del mundo (1934, 1938, 1982, 2006) y dos veces de Europa (1968, 2021).

Al proyecto italiano no le ayudó nada la dimisión sorpresa de Roberto Mancini a mediados del año pasado para irse a Arabia Saudita.

Se tuvo que llamar entonces de urgencia a Luciano Spalletti, a menos de un año para esta Eurocopa.

Su primera misión fue buscar la clasificación para el torneo continental, que Italia no había empezado bien. Lo logró finalmente de manera agónica, en la última jornada, al término de un empate (0-0) ante Ucrania, que fue tercera de la llave con el mismo número de puntos pero una diferencia de goles desfavorable.

Falta de gol.

Para tratar de dejar su huella, con un fútbol de posesión como el que desarrolló en el Nápoles en la temporada 2022-2023, Spalletti rejuveneció la selección y probó numerosas opciones, convocando a 52 jugadores diferentes en menos de un año.

Pero las dudas se dieron incluso durante la Eurocopa, donde Spalletti modificó su sistema de juego en cada partido.

Nicolo Barella ilusionó por momentos y Gianluigi Donnarumma sostuvo al equipo en muchas ocasiones, especialmente ante España y Croacia, pero las fórmulas no funcionaron.

La intratable defensa central Leonardo Bonucci-Giorgio Chiellini de un paso reciente dejó paso a las dudas de un dúo formado por Alessandro Bastoni y Riccardo Calafiori. Ese último estuvo suspendido en el partido ante los suizos y le sustituyó Gianluca Mancini, que falló en la jugada que dio el primer gol a los suizos.

Pero fue en el sector ofensivo donde más sufrió Italia: ni Gianluca Scamacca ni Mateo Retegui pudieron marcar y liderar a los suyos.

Encontrar un artillero de garantías será una prioridad en la reconstrucción del equipo. Y el tiempo apremia: en septiembre, en la fase de grupos de la Liga de Naciones, Italia tendrá que verse con Francia.

Todo ello con las eliminatorias para el Mundial-2026 en el horizonte, donde Italia no puede permitirse un nuevo resbalón.