POR AFP Agencia | 1 de octubre de 2013, 10:11 AM

Los inspectores encargados de lanzar la destrucción del arsenal químico de Siria llegaron este martes al país para una operación histórica bastante arriesgada: eliminar, en plena guerra, un armamento ilegal estimado en mil toneladas.

Los 19 inspectores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) llegaron a Damasco en un convoy de unos 20 vehículos todoterreno blancos procedentes de Líbano, acompañados de 14 empleados de la ONU.

El equipo está encargado de hacer aplicar la resolución de la ONU sobre la destrucción del arsenal químico sirio, una misión muy ambiciosa y peligrosa.

Ya se han realizado otras en Irak y en Libia, pero nunca en plena guerra, y mucho menos en una situación tan compleja compo la siria, donde más de 115.000 personas han perdido la vida desde marzo de 2011, la mayoría combatientes.

Según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), que se apoya en una amplia red de militantes y médicos a través de Siria, las violencias han causado 47.206 muertos entre los combatientes leales al régimen del presidente Bashar al Asad y 23.707 rebeldes.

Entre los fieles al presidente Asad figuran 174 miembros del Hezbolá chiita libanes.

Y los combates no amainan. Este martes, al menos 20 combatientes rebeldes, entre ellos varios yihadistas del Frente al Nosra, murieron en un bombardeo del régimen que intenta abrir un corredor de suministro militar entre el centro del país y Alepo (norte), indicó el OSDH, con sede en el Reino Unido.

Según expertos en desarme, Siria posee más de 1.000 toneladas de armas químicas, entre ellas 300 toneladas de gas mostaza y sarín, distribuidas en 45 lugares diferentes.

Los inspectores de la OPAQ llegaron al país al día siguiente de marcharse los expertos de la ONU, que investigaron siete presuntos casos de utilización de armas químicas denunciados por el régimen o la oposición. Entregarán su informe a finales de octubre.

Hace unos días estos expertos ya confirmaron el uso de armas químicas en un ataque el 21 de agosto cerca de Damasco que llevó a algunos países, sobre todo a Estados Unidos, a contemplar la posibilidad de una acción militar de castigo.

Para evitar esta operación, los rusos y los estadounidenses alcanzaron un acuerdo que impone el desmantelamiento de las armas químicas en el país antes de mediados de 2014.

El 19 de septiembre, las autoridades sirias proporcionaron una lista de los lugares de fabricación y almacenamiento de armas químicas, que deben ser inspeccionados en un plazo de 30 días.

"Por el momento no tenemos ningún motivo para dudar de la información proporcionada por el régimen sirio", declaró un responsable de la OPAQ.

El plazo parece muy corto si se compara con otros casos. A modo de ejemplo, Libia sigue sin haber concluido el proceso de desmantelamiento de su arsenal diez años después de que anunciara su intención de hacerlo.

A una pregunta de la cadena italiana Rai News 24, Asad aseguró que "por supuesto, respetarán" la resolución de la ONU.

Esta resolución también pide que se celebre "cuanto antes" una conferencia internacional en Ginebra para hallar una solución política.

Asad ha afirmado que no quiere que Europa desempeñe ningún papel en la conferencia, llamada Ginebra 2, "porque no poseen los recursos para tener éxito".

El ministro de Relaciones Exteriores francés, Laurent Fabius, aseguró sin embargo haber conseguido que China, Francia y el Reino Unido se sumen a la iniciativa ruso-estadounidense.

La lista de participantes sirios también plantea problemas. El jefe de la oposición Ahmad Jarba afirmó el sábado que la Coalición Nacional Siria estaba dispuesta a enviar una delegación.

Pero Asad, refiriéndose a la coalición, dijo que "no se puede hablar con organizaciones vinculadas a Al Qaida (ni) negociar con gente que pide una intervención militar en Siria".

Rusia aseguró sin embargo este martes que el régimen sirio podría entablar una negociación con los más moderados de la oposición armada en una conferencia internacional.

"No descarto que la oposición armada, si no se pronuncia a favor de los extremistas y no tiene visiones terroristas, pueda estar muy bien representada" en Ginebra 2, afirmó el ministro de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov. "Es algo que también dijo el presidente Asad", según él.
Más allá de los intríngulis políticos está el drama de los refugiados.

Diecisiete países, entre ellos México, aceptaron abrir sus fronteras a los sirios que buscan un nuevo futuro, anunció este martes el Alto Comisionado para los refugiados, Antonio Guterres.
La guerra en Siria provocó el exilio de millones de personas.