Internacional
Holanda mantendrá toque de queda y tilda a manifestantes de "escoria"
La policía holandesa anunció el martes que detuvo al menos a 184 personas por su participación en los violentos disturbios.
El gobierno holandés aseguró el martes que mantendrá el toque de queda impuesto para luchar contra la pandemia, y tildó de "escoria" a los manifestantes que han causado graves alborotos desde el sábado.
"Uno no se rinde ante la gente que rompe los escaparates de las tiendas", dijo el ministro de Finanzas Wopke Hoekstra, citado por la agencia de prensa ANP, y consideró que los causantes de los disturbios no eran manifestantes legítimos, sino que "es la escoria la que lo hace".
La policía holandesa anunció el martes que detuvo al menos a 184 personas por su participación en los violentos disturbios que se han producido tres noches consecutivas en Holanda, los peores desde hace cuatro décadas.
"Podemos confirmar al menos 184 detenciones", afirmó a la AFP el portavoz de la policía, Sherlo Esajas.
Al menos diez policías resultaron heridos en los últimos enfrentamientos con los manifestantes, que saquearon tiendas e incendiaron automóviles en varias ciudades, entre ellas Rotterdam, Amsterdam y La Haya.
El ministro de Justicia, Ferd Grapperhaus, también aseguró que el gobierno mantendría las medidas restrictivas nocturnas, considerando necesario el toque de queda para luchar contra el nuevo coronavirus.
Los disturbios comenzaron cuando se impuso el toque de queda por primera vez en el país desde la Segunda Guerra Mundial. La prohibición de salir de casa entre las 21H00 y las 04H30 es respetada por la mayoría de los holandeses.
Momentos difíciles
El jefe de la policía Henk van Essen condenó enérgicamente a los manifestantes, afirmando que "estos disturbios ya no tienen nada que ver con el derecho a manifestarse".
"Tengo un gran respeto por los colegas que han pasado por momentos difíciles en las últimas noches", dijo en Twitter.
Los sindicatos de la policía afirmaron que se trataba de los peores disturbios en cuatro decenios, desde los enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los ocupantes desalojados de edificios que ocupaban ilegalmente en los años ochenta.
El primer ministro Mark Rutte condenó el lunes las "violencias criminales", afirmando que son inaceptables y que el "99% " de los holandeses apoya las restricciones".
Las operaciones de limpieza continuaron el martes, por segundo día consecutivo, en varios centros urbanos, entre ellos el de la ciudad portuaria de Rotterdam y el de Den Bosch, en el sur, donde bandas de manifestantes saquearon tiendas, según imágenes televisivas.
Los alcaldes de varias ciudades reaccionaron con ira, como el de Rotterdam, Ahmed Aboutaleb, que tildó a los alborotadores de "ladrones desvergonzados", según la televisión pública NOS.
Las protestas comenzaron a pequeña escala el sábado por la noche, y un centro de detección de covid-19 fue incendiado en el pueblo de Urk, en la región conservadora protestante llamada "Cinturón de la Biblia", en el norte del país.
El domingo se extendieron y las fuerzas del orden recurrió a cañones de agua, granadas lacrimógenas y la policía montada en Eindhoven (sur), Rotterdam y Amsterdam.
El gobierno anunció a mediados de diciembre una nueva serie de medidas para luchar contra la propagación del covid-19, que ya causó más de 13.600 muertes en Holanda.