POR AFP Agencia | 29 de septiembre de 2024, 9:34 AM

La eliminación de Hasán Nasralá a manos de Israel pone al debilitado movimiento libanés ante una disyuntiva existencial: dar una respuesta sin precedentes, o no hacerlo y asumir "una derrota total", apuntan analistas.

Considerado como el hombre más poderoso de Líbano, Hasán Nasralá fue durante más de 30 años el rostro del grupo proiraní Hezbolá, archienemigo de Israel.

Su muerte, el viernes, en un bombardeo en Beirut, el último hasta la fecha de una serie de ataques israelíes que fueron matando a los más altos comandantes del movimiento, incrementa al máximo la presión sobre la organización islamista.

"Si Hezbolá no responde con su arsenal de misiles de precisión de largo alcance, se deduce entonces que no es capaz de hacerlo", consideró Heiko Wimmen, especialista de la región en el International Crisis Group (ICG).

"O asistimos a una reacción sin precedentes de Hezbolá (...) o es su derrota total", agregó.

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"La defensa siempre debe ser proporcional al ataque. Cuando no es el caso, surge una tendencia dominante que va más allá de la moral", dijo.

- "Incapaz de protegerse" -

Además de la eliminación de sus dirigentes, el ataque espectacular llevado a cabo a mediados de septiembre contra bíperes y walkie-talkies de los miembros de Hezbolá, que mataron a 39 personas e hirieron a unas 3.000, hizo tambalearse al movimiento. Hasán Nasralá reconoció que fue "un golpe duro y sin precedentes".

Para Sam Heller, analista de Century Foundation, el movimiento se enfrenta ahora a un problema existencial: si no responde, podría alentar a Israel a continuar sus ataques.

En un año de enfrentamientos transfronterizos entre ambos beligerantes, al margen de la guerra en Gaza entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamás, Hezbolá parecía controlar sus respuestas, según la mayoría de los analistas.

"No mostraron los medios que pensábamos tenían", declaró Heller, y admitió que Hezbolá quizá había aparentado, mostrando una imagen exagerada de sus capacidades. Otra posibilidad sería que la mayoría de esos elementos hubieran sido destruidos por los israelíes.

En cualquier caso, su fama resultó resquebrajada.

Desde el inicio de la campaña de bombardeos masivos de Israel contra bastiones de Hezbolá en el sur y en el este de Líbano y en el suburbio sur de Beirut, más de 700 personas murieron y decenas de miles tuvieron que abandonar sus hogares.

El movimiento "parece ahora incapaz de proteger a su base y a sí mismo", según Heller.

- "Golpe contundente" -

"No hay palabras para describir el golpe contundente que significará para Hezbolá y para todo el país", apuntó Amal Saad, investigadora libanesa de la Universidad de Cardiff.

El movimiento tendrá que responder para salvar la cara y "animar a sus partidarios", pero también evitar que su respuesta no acarree "muchas bombas contra Beirut y todo Líbano", señaló.

Sin embargo, aunque Hezbolá parezca "paralizado" por sus recientes derrotas, dista mucho de estar muerto, advirtió Mohanad Hage Ali, del Carnegie Middle East Center.

"Necesita una nueva dirección, un sistema de comunicaciones y restaurar la narrativa que impulsa el imaginario de sus simpatizantes", dijo.

Para Amal Saad, Hezbolá fue concebido para "resistir conmociones de este tipo". La experta citó como ejemplo la ejecución de Imad Mughniyeh, comandante militar de Hezbolá muerto en 2008 en Damasco, que no destruyó al movimiento.