Internacional
Fidel Castro, gran ausente en la histórica reconciliación Cuba-EEUU
A sus 88 años, el estado de salud de Fidel es objeto de muchos interrogantes, mientras que las publicaciones de sus "reflexiones" en la prensa cubana son cada vez menos frecuente
Figura central del régimen comunista cubano y heraldo contra el imperialismo norteamericano durante medio siglo, Fidel Castro fue el gran ausente de la histórica reconciliación entre Cuba y Estados Unidos.
Luego del trascendental anuncio del miércoles, que augura una nueva era en las relaciones entre estos dos países cuyas costas están apenas a 170 km, el "Comandante" se ha mantenido totalmente invisible en los medios cubanos.
Fue él quien en 2001 había prometido a su pueblo que conseguiría a cualquier costo la liberación de los agentes cubanos condenados a largas penas por la justicia estadounidense bajo cargos de espionaje.
Sin embargo, fue su hermano Raúl Castro quien abrazó a los "héroes de la República" a su regreso a La Habana en el marco de un intercambio de prisioneros que acompañó a la reconciliación.
Estas liberaciones y la reconciliación con Estados Unidos "son también una victoria de Fidel, pero creo que lamentablemente su estado de salud no le permite aparecer", estimó un diplomático occidental.
"Fidel no puede aparecer, pero esta es la culminación de un trabajo diplomático en el que él estuvo involucrado, de eso no hay duda", dijo por su parte Gabriel Molina, un veterano de la prensa estatal cubana y exdirector del diario oficial Granma.
Después de medio siglo de poder absoluto, el "Máximo líder" cedió la presidencia el 31 de julio de 2006 a su hermano menor luego de una compleja operación quirúrgica, una medida provisoria que se convirtió en definitiva en febrero de 2008.
Ahora, a sus 88 años, su estado de salud es objeto de muchos interrogantes, mientras que las publicaciones de sus "reflexiones" en la prensa cubana son cada vez menos frecuentes.
Su última aparición pública se remonta a enero de 2014, cuando acudió a la inauguración de una galería de arte en el oeste de La Habana. En julio recibió en su hogar, fuera de cámaras, a los presidentes de China, Xi Jinping, y de Rusia, Vladimir Putin. Solo unas pocas imágenes inmortalizaron ese encuentro.
Fidel es irremplazable
Desde entonces solo se ha expresado, en dos ocasiones en octubre, con columnas publicadas en la prensa estatal cubana.
Ilustrando un cierto cambio de tono en La Habana, en la primera de ellas elogió la "gran habilidad" de un editorialista de The New York Times en su alegato en favor del levantamiento del embargo norteamericano y en la otra propuso a Estados Unidos colaborar en la lucha contra el virus del ébola.
Según un responsable estadounidense, el expresidente no estuvo implicado en las conversaciones efectuadas en el mayor secreto desde junio de 2013 bajo la égida de Canadá y el apoyo decisivo del papa Francisco.
Pero la mayoría de los observadores en Cuba estiman que este acercamiento con el vecino, previamente vilipendiado, recibió su aprobación, puesto que Raúl nunca ha mostrado ninguna voluntad de suplantar a su carismático hermano.
"Fidel es irremplazable, todas las decisiones importantes se toman en consulta" con él, aseguró Raúl al sucederlo en 2006.
El miércoles, Raúl citó a Fidel varias veces, recordando su promesa de 2001 e insistiendo en el hecho de que, a pesar de la reconciliación, los cubanos no habían cedido en nada esencial, tal como lo preconizaba Fidel.
Sin embargo, para numerosos expertos y diplomáticos en La Habana, esta reconciliación probablemente no habría sido factible bajo Fidel Castro.
Ícono de la Guerra Fría, se las arregló para desafiar a 11 presidentes estadounidenses, para sobrevivir a muchos complots de asesinato y a un fallido desembarco de exiliados cubanos apoyados por la CIA en la Bahía de Cochinos, en el centro-sur de la isla, en abril de 1961.
Sus diatribas contra el imperialismo norteamericano están en todas sus memorias, y el propio "Máximo líder" había confesado antes de conquistar el poder en 1959 que la lucha contra Estados Unidos era su verdadero "destino".
"Fidel es totalmente antinorteamericano, mientras que Raúl tiene una visión más pragmática, y da prioridad a lo que es útil para el país", estimó el diplomático occidental.
De hecho Raúl fue capaz, con sus reformas, su discurso suavizado y su diplomacia, de preparar el terreno para una nueva relación con su gran vecino, que podría tener efectos beneficiosos para los cubanos.