Internacional
En su centenario, Canal de Panamá ve paralizada su ampliación
La obra dio inicio en el 2007, luego de que SACYR ganara una licitación en que cotizaba con mucho menor precio que otras.
El Canal de Panamá llega a su centenario en medio de una pelea, la cual es ahora por 1.600 millones de dólares, más o menos la mitad del valor originalmente pactado de 3.100 millones.
La empresa española SACYR afirma que se ha visto enfrentada a costes no previstos, originalmente, y que su error se debe a una mala información ofrecida por el gobierno panameño.
La empresa da 21 días al gobierno para dar una respuesta. Por ahora, las obras permanecen suspendidas. El gobierno panameño ha dicho que no negociará un nuevo precio, y que las obras deben continuar tal y como se contrataron.
El proyecto es uno de los más importantes del mundo, y consiste en abrir una serie de nuevas esclusas más grandes y anchas con el fin de permitir el paso de todo tipo de embarcaciones, algunas de las cuales hoy día no pueden atravesar el canal.
La obra dio inicio en el 2007, luego de que SACYR, al frente de un consorcio Unidos por el canal, donde también participa una empresa belga y otra panameña, ganara una licitación en que cotizaba con mucho menor precio que otras, en especial una norteamericana.
Abrir una ruta que una los dos océanos fue un sueño de muchos siglos para los navegantes que tenían que tomar muchas semanas en un viaje que bordeara el cono sur.
La empresa la iniciaron los franceses, en particular Ferdinand Lessep, el mismo que acaba de construir el canal de Suez.
Pero los franceses pronto se dieron cuenta que panamá no era egipto y que el trópico les cobraría demasiadas vías.
El proyecto quedó abandonado, y fueron los norteamericanos los que lo tomaron en sus manos.
Para ello, lo primero que hicieron fue promover la independencia de Panamá, que antes era una provincia colombiana. Lo segundo, firmar con la nueva nación un convenio que le daba propiedad sobre el canal a perpetuidad.
La obra no fue pequeña. Trabajaron allí 75.000 personas, y dejan su vida en el trabajo 22.000, víctimas de accidentes, la malaria, el tifus, la disentería y otras enfermedades propias del trópico.
Para construir esa obra hubo que remover material suficiente para llevar un tren que le daría la vuelta a la tierra cuatro veces.
Los ingenieros dirigieron el río Chagres para formar el que en su época fue el lago artificial más grande del mundo, el Gatún.
Y la razón es que el canal no fue a nivel. Los barcos debían ser subidos 26 metros para colocarlos al nivel del lago, una vez en la otra costa había que volverlos a bajar. Ello se realiza con las esclusas, que son gigantescas piscinas que se llenan en 8 minutos, alimentadas por el agua que llevan cien túneles de metro y medio de diámetro.
Son tres juegos en total: Miraflores, Pedro Miguel y Gatún.
Después de diez años de trabajo, el canal por fin se abrió el 15 de agosto de 1914, hace cien años. El primer barco en traspasarlo fue el vapor Ancón, que da nombre a la famosa loma de la bandera panameña.
El conflicto por la propiedad del canal marcó toda la historia de Panamá. En 1979, Omar Torrijos logra un nuevo tratado, que devuelve la soberanía a la nación vecina. Así, el último día de 1999, a las 12 horas, Panamá logró la soberanía sobre el canal.
Pero ahora quedaba una nueva tarea: poner al gigante centenario a la altura del siglo XXI.
La obra consiste, en lo esencial, en crear tres nuevos juegos de esclusas, las cuales serían mucho más grandes, 427 metros de largo por 55 de ancho, capaz de transportar cualquier nave del mundo.
Aunque originalmente se suponía que el precio ascendería de 5.000 millones, la obra se negoció en 3.100 millones de dólares con la compañía española CASYR, y debería estar terminada coincidiendo con este centenario.