Internacional
El referéndum en Escocia pone al descubierto las costuras del Reino Unido
Decida Escocia independizarse o no, el referéndum del 18 de septiembre ha avivado el debate en el Reino Unido sobre el dominio de Londres y los lazos que mantienen unido al país.
Decida Escocia independizarse o no, el referéndum del 18 de septiembre ha avivado el debate en el Reino Unido sobre el dominio de Londres y los lazos que mantienen unido al país.
De Irlanda del Norte a Gales, pasando incluso por regiones inglesas como Cornualles y Yorkshire, el camino al referéndum ha avivado la hostilidad al control de la capital.
"Aunque ganara el 'No', nos encaminamos a algunos cambios constitucionales importantes en el Reino Unido", dijo Graham Walker, profesor de ciencias políticas en la Universidad Queen's de Belfast, en Irlanda del Norte. "Creo que veremos una unión más flexible, quizás una unión federal", pronosticó.
Los tres grandes partidos nacionales -los conservadores y los liberales del gobierno y los laboristas de la oposición- han prometido ceder a Escocia más competencias si rechaza la independencia, algo que ocurrirá, según los sondeos.
Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, las otras regiones de la Unión, podrían reclamar el mismo trato.
Los primeros en hacerlo serían los independentistas galeses del partido Plaid Cymru, los nacionalistas de Irlanda del Norte y Mebyon Kernow, un partido que pide que la región de Cornualles, en el extremo suroeste de Inglaterra, tenga su propia asamblea.
Los sondeos en Gales muestran que hay menos independentistas que en Escocia, donde 4 de cada 10 quieren la secesión, pero un tercio de la población quiere más competencias para su asamblea.
- En fase de descentralización –
No es mal momento para esas demandas porque los grandes partidos británicos están de acuerdo en dar más poder a ciudades y regiones.
En julio, laboristas y conservadores rivalizaron en promesas a las autoridades locales de cederles competencias y miles de millones de libras para aplicarlas, con la vista puesta en las elecciones legislativas de mayo de 2015.
El primer ministro, David Cameron, prometió transformar una economía "demasiado concentrada en Londres y demasiado centralizada", mientras el líder de la oposición Ed Miliband aseguró que sus planes "invertirían un siglo de centralización".
Londres, un nucleo financiero cuya economía supera inmensamente a la del resto del país, es percibido fuera como el agente dominante en las decisiones del gobierno, a expensas del resto.
Por ese motivo, "puedo entender y simpatizar con la gente que quiere la independencia de Escocia", dijo Lucy Wallace, una productora cultural de 28 años que vive en Sheffield, en el norte de Inglaterra.
Esta frustración juega su papel en el auge del Partido para la Independencia del Reino Unido (UKIP), que pide "recuperar el poder sobre nuestra vida nacional" abandonando la Unión Europea.
- Colgando de un hilo -
La división en Irlanda del Norte ante el referéndum escocés es marcada entre los unionistas probritánicos y los republicanos partidarios de sumarse a Irlanda, dos comunidades históricamente enfrentadas.
Para los unionistas, que tienen fuertes lazos culturales con Escocia, la independencia sería "devastadora", según Walker, de la Universidad Queen's, porque temen que Irlanda del Norte podría ser la siguiente.
Incluso el líder del partido republicano Sinn Fein, Gerry Adams, dijo a principios de año que "el así llamado Reino Unido pende de un hilo" que podría "romperse con referéndums".
De hecho, el Sinn Fein quiere que la provincia tenga su propio referéndum en 2016, en el centenario de la rebelión irlandesa contra el dominio británico que acabó con una parte de Irlanda independiente y un rincón del norte, Irlanda del Norte, mantenido en el Reino Unido.